Publicado: 1 marzo 2018 a las 1:41 am
Categorías: Educación
Serie: Calidad Educativa. Contradicciones en la Formación por la Calidad Educativa
Producción Editorial Red Global/Glocal por la Calidad Educativa
Autores:
Luis Bonilla – Molina
María Magdalena Sarraute
Iliana Lo Priore
Liliana Medina de Luzón
Marianicer Figueroa
Jorge Díaz
Elisabel Rubiano
Carlos Avendaño
Edificio Residencias Hotel Anauco Suites. PH Parque Central, final Av. Bolívar, 1010 Distrito Capital – Caracas República Bolivariana de Venezuela Teléfonos: 0212-576.82.74 redglocalporlacalidadeducativa@gmail.com Red Global/Glocal por la Calidad Educativa.
Arbitraje Internacional: Centro Internacional Miranda. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). World Conference on Educational Sciences. Sociedad Venezolana de Educación Comparada. Centro Nacional de Investigaciones Educativas. Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación.
Depósito Legal: DC2016000662
ISBN: 978-980-7050-52-4
Elaborado en Caracas, Enero, 2016
La formación en sí misma resulta un proceso de mucha complejidad y depende de la postura epistemológica, pedagógica e ideológica que asista la gestión y ejecución de dicha formación. Es un concepto plurisemántico que impide acuerdos o generalizaciones absolutas, por lo que era de esperase surgieran contradicciones en los informantes claves. Cuando esta formación esta dirigida a los docentes, el panorama adquiere mayor complicación. Aunque a las definiciones les subyace determinadas posturas, intentaremos caracterizar según las concepciones que con frecuencia podemos encontrar en el discurso teórico.
El término formación se encuentra inscrito en el campo de la educación y en la disciplina de la pedagogía. Educación, proviene del latín educare, que significó conducir, e ducare, conducir (e) fuera de, conducir desde afuera. Pedagogía, por su parte, proviene del vocablo latín agogos, derivado a su vez del verbo griego agein, conducir… a los niños paides, pero no nos dejemos limitar por el prefijo. En la actualidad sabemos que no sólo se conduce a los niños, pues la pedagogía no sólo está restringida a la infancia, ella se alarga a toda la vida, es un continuo humano y es una posibilidad latente en todos nosotros como proceso, antes de que apareciera el término (significante) pedagogía que lo representara. En consecuencia, la educación y la pedagogía, significa un conducir, una guía, un mando que lleva al sujeto de un estado a otro, una práctica que le da forma al hombre (buena o mala forma, dejemos por ahora el plano ideológico o moral por fuera, aunque resulte imposible, ninguno de estos procesos son neutros). En estas concepciones originarias el sujeto no participa, no es tomado mucho en cuenta, desde ese plano hablamos de enseñanza.
Así mismo, la formación ha sido considerada como un medio externo para el perfeccionamiento y actualización del ser humano con la intención de conformar y perfeccionar las capacidades naturales del hombre. Existe un deber ser , por lo tanto es necesaria la formación como un proceso de adiestramiento que homogenice a los seres en una generalización que impone y niega la singularidad. En otro orden de ideas, se define formación como un devenir del hacerse culto, fundamentalmente ligado a los procesos de socialización, en los que nos formamos adquiriendo una cultura, pero entendiendo cultura como acumulación de saberes o una mera posesión de bienes, más que como la apropiación de manera coherente y reflexiva del proceso vital cultural. (Rubiano, 2008)
Además, la formación es generalmente pensada como un instrumento para el progreso, “formar con prontitud empleados útiles”, la mirada ha estado puesta en un fin utilitario, que limita la formación al “aprendizaje” de informaciones y al dominio de procedimientos técnicos. (Anzola y Rubiano, 2001). Si bien se pueden ver estas concepciones como tipos de formación o como dimensiones, la formación no puede supeditarse a posiciones fragmentadas y menos aún sacrificar la importancia que tiene el sujeto como constructor de sentidos, y de darse forma en y con el otro, es un deber de cada persona consigo misma, siempre en convivencia con los otros.
Todo lo que vivenciamos es fuente de aprendizaje y todo lo que aprendemos es alimento para el desarrollo de la personalidad y de la subjetividad, sí se involucra en el proceso, la comprensión, reflexión y la interpretación, garantizando significación personal y social. Por ello, cuando se habla de darse forma implica no sólo el proceso individual, el cual es fundamental, sino también un proceso de socialización que define la existencia. De allí que la formación del individuo es el resultado de múltiples factores que gracias a la participación activa del sujeto da cabida a la educación como mediadora del proceso de desarrollo del pensamiento y la personalidad.
No olvidemos las circunstancias sociales y la particularidad del individuo determinan la educación, la pedagogía o la formación. Aunque anteriormente se haya hecho una especie de sinonimia en los conceptos tratados, y aunque en la vasta literatura de la ciencia de la educación estos conceptos se relativicen permanentemente y se intenten infinidades juegos con la carga semántica de ellos, precisaremos algunos conceptos, de acuerdo a posturas generalizadas actuales, que nos pueden servir de referencia para contextualizar las opiniones que los informantes claves nos han dado para posteriormente tener alguna referencia para interpretar y contrastar.
Educación, tomada en conjunto, es mucho más que instrucción y formación. Atiende principalmente al campo de libre determinación. El hombre está destinado a ocuparse él mismo de su vida y a edificarla bajo su responsabilidad, pero la sociedad debe saber que tienen una facultad transcendental. La correcta orientación de la voluntad es obra y tarea prioritaria de la educación. (Rubiano, 2008)
El término “transmitir” parece sospechoso a la hora de hablar de formación. Desde la filosofía más antigua, hasta la psicología contemporánea se viene dilucidando este problema. El saber /cultura es construido por cada quien de acuerdo a la experiencia pasadas y sus circunstancias. El conducir (agogos) y la formación (Bildung) es indicio de una distinción entre el ideal griego y el ideal moderno. El “Bildung” pertenece al romanticismo y al idealismo, atmósferas culturales en las que se le dio énfasis al sujeto. El conocimiento no se puede cosificar como una pelota que se lanza o unas ondas sonoras que se transmiten y llegan al otro sin involucrarlo en el entendimiento o comprensión.
Llegamos a una visión de la educación y de formación que puede ayudarnos a alcanzar el máximo potencial de lo que somos y, si no más felices, enseñarnos a asumir la parte prosaica y a vivir la parte poética de nuestras vidas, relacionadas con la creación y con un conocimiento contextualizado y, si es posible, en su conjunto, en el que éste se relacione y, a la vez, tome distancia, se analice, se una y se sintetice. Se trata de formar a un docente autónomo, critico, coherente y consistente, que valore su propio acto de formación y en base a él signifique y valore su papel como formador, la más importante labor y de mayor significación social.
La formación docente, en definitiva, es un proceso vital para la calidad educativa, para la formación del hombre y del planeta, para la elaboración y comunicación del conocimiento y con él hecho lenguaje levantar esquemas mentales interpretadores, establecer un sistema categorial para mirar al mundo. Para la formación de la convivencia, de la paz, la solidaridad, los grandes valores humanos, los docentes formados vienen a ser llamados a ser protagonistas de la calidad educativa, pero ellos son parte de un intrincado sistema que es parte y todo pero que se determinan intersubjetivamente. Veamos pues qué posibilidades tenemos de aproximarnos a teorizaciones derivadas de las informaciones recolectadas que nos permitan superar estas teorías establecidas hacia la consciencia, la voz de partícipes de estos procesos que vivencian experiencias en torno a esta dimensión.
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Libro Digital. Serie Calidad Educativa. Contradicciones en la Formación para CE
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