Mexico: Atrás… ni para agarrar vuelito.
Por: Roselena Yduñate García Beltrán
El futuro tiene muchos nombres. para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad. (Víctor Hugo)
El 2020 será un año que recordaremos como aquel que nos enseñó a caminar diferente, a mirarnos y relacionarnos de manera diferente, aprender diferente. Todos hemos sido impactados por la violencia de los cambios en nuestras cotidianeidades, pero, es en el área educativa donde su impacto ha sido crucial.
No sólo porque dejó expuesta una realidad contraria a nuestras fantasías, cuando quisimos migrar a la virtualidad y encontramos sectores de la población que estaban totalmente desprotegidos en lo que al tema digital se refiere, sino porque también descubrimos, que la educación no es exclusiva de un salón de clases y en esa inteligencia los docentes tuvimos que romper con la idea de nuestro quehacer solo desde la interacción física con nuestros educandos.
Muchos docentes recurrimos al aprendizaje exprés de las Nuevas Tecnologías, nos arrojamos a la búsqueda de aplicaciones y plataformas que nos permitieran continuar con la misión educativa a la que nos habíamos comprometido. Muchos desesperamos en el intento y descubrimos que no éramos tan buenos alumnos como creíamos.
Encontramos que saber la materia o tener un correo no era suficiente, que en realidad, nada de lo que conocíamos era suficiente para lo que estábamos viviendo. Y ante la insuficiencia, nos reinventamos, formamos células entre colegas, comenzamos a comunicarnos y compartir experiencias, en foros en grupos de WhatsApp en conversaciones telefónicas y virtuales. Costó trabajo, pero, logramos el objetivo de concluir el ciclo escolar. Aunque el tiempo nos enseñó que esa fue solamente la primera etapa de este sinuoso camino que es “la educación en la Pandemia”. Porque la pandemia no acaba pronto, y aunque así fuese, las comunidades educativas y las personas no volverán a ser los mismos. No podemos soñar con volver a ser los mismos que fuimos, no debiéramos soñar con eso, después de descubrir de lo que somos capaces de enfrentar y de aprender.
Los próximos tiempos exigirán de los docentes, no solo el conocimiento de las plataformas, sino también la creatividad para articularlas en función de la experiencia del aprendizaje que queremos generar en nuestros alumnos, ya no es plausible trasladar las aburridas clases presenciales al zoom o seguir esperando la repetición sistemática del PDF que enviamos o el Power Point que se compartió, donde el alumno nos mira con paciencia bovina y nosotros desarrollamos interminables soliloquios virtuales.
Preguntarnos ¿Cómo vamos a involucrar a los discentes con el conocimiento? ¿Qué conceptos deben permanecer y cómo haremos que eso suceda? Reflexionar que si bien las clases deben ser divertidas, también deben ser significativas. Cuestionarnos ¿Cuál es el mejor modo de evaluar los conocimientos adquiridos? Replantearnos el papel del docente desde la virtualidad, que permite que nuestros alumnos nos vean más cercanos al abrirles la puerta a nuestros hogares.
Este es el tiempo de abandonar viejas prácticas, de reinventarnos de cambiar de piel y no volver atrás, ni para agarrar vuelito.
Fuente de Imagen: https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/
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