Publicado: 20 agosto 2020 a las 4:00 pm
Categorías: Artículos
Por: timeline.cl
¿Cuál será el futuro de ciertas actividades cuando pase la pandemia? Esa es la pregunta que busca responder este ciclo de charlas de Timeline.cl gracias al Fondo de Medios de Comunicación Social 2020 del Gobierno de Chile y el CORE. En esta oportunidad conversamos sobre educación con Cristian Celedón quien advierte que postpandemia sería un error volver a la antigua “normalidad” pues ambos sistemas deben complementarse.
Cristian Celedón ha capacitado al menos a cuatro mil profesores en Chile y un par de miles más si consideramos los múltiples seminarios que ha encabezado de forma virtual en distintos países de Sudamérica. Hoy, es uno de los expertos en educación más solicitados para hablar de educación online y por eso conversó con Timeline.cl sobre los desafíos que la pandemia ha generado en la enseñanza de nuestro país.
«Me ha tocado ver de muy cerca cómo ha sido su proceso de adaptación. Desde marzo donde estaban todos perdidos hasta ahora donde tuve que dar una charla en Lota (región del Biobio) y se notaba mucho manejo de conceptos», es una de sus primeras reflexiones en este espacio de conversación financiado por el Fondo de Medios de Comunicación Social del Gobierno de Chile y el Consejo Regional de Antofagasta.
El experto es claro en constatar que lo que no se avanzó en muchos años respecto al uso de tecnologías en los procesos formativos, ahora se hizo de golpe. Y es ahí una de las cosas positivas que asegura seguirán presente cuando pase el coronavirus.
«Lo interesante es que los profesores se han dado cuenta de las regalías y beneficios que trae el uso de la tecnología, o de lo que conocemos como aprendizaje ubicua que es cuando yo aprendo en todo lugar y espacio», agrega.
Antes las habilidades habilidades digitales eran un extra al proceso formativo pero no eran protagonistas, entonces ha sido muy interesante lo que hemos tenido que ver pues de golpe tuvimos que adaptarnos a un contexto con muchas herramientas tecnológicas a las cuales no estamos habituados. Al principio esto generó choques donde nadie sabía qué hacer y todos se demoraron en reaccionar, el Ministerio (de Educación), los colegios, universidades pues se dieron cuenta que estas habilidades tecnológicas que se tenían eran más bien periféricas y no eran claves para -por ejemplo- generar un entorno digital de aprendizaje.
Lo interesante ha sido es que pese a todas estas dificultades iniciales se ha logrado mantener un cierto funcionamiento del sistema. Si miras en general, muchos liceos y escuelas siguen funcionando, quizás no en un escenario ideal, pero en muy pocos países se está funcionando con un escenario ideal. Los profesores se han dado cuenta que esta estrategia les sirve para aplicarla en un contexto presencial. Ellos se preguntan porqué debería abandonar estas herramientas, eso sería como volver como a la Edad Media.
Independiente que esta pandemia es finita, el tiempo que ha durado es bastante prolongado. Estamos pensando que los liceos, escuelas y universidades van a tener casi un año online entonces es un tiempo suficiente para ver el impacto y adueñarte de ciertas herramientas. Es diferente cuando tenemos un mes de paralización donde se vuelve a lo de antes, ahora es largo. El que piensa que esto se soluciona de aquí a diciembre, olvídenlo. Esto nos va a perseguir por lo menos a tres o cuatro años. Algunos expertos dicen que recién el año 2025 vamos a estar volviendo a lo que conocíamos antes de la pandemia; entonces, es mucho tiempo como para pensar que esto no dejará una huella importante.
A pesar del estrés y cansancio, los profesores han visto los beneficios de la modernización de la educación. Independientemente que el profesor igual quiere la interacción directa con los estudiantes, piensan ¿Por qué voy a dejar atrás las nuevas herramientas? El problema del contexto chileno es que se piensa que el estudiante solo aprende cuando tiene al profesor al frente, cosa que no sucede en otros países. Si ves en la OCDE las horas que el estudiante pasa en el aula, Chile está totalmente extremo pues nuestros estudiantes pasan mucho tiempo en el aula. Aquí el repensar es más que decidir si se pasan más horas o no en el aula sino que hay que pensar si es el aula el único espacio donde el estudiante puede aprender y la respuesta es que no. Nos damos cuenta que entre más empoderamos al estudiante a que guíe su proceso, más independiente se vuelve.
La pandemia nos dio la oportunidad de repensar la manera en la cual concebimos la educación. La educación online no reemplaza a la presencial. Siempre es importante en muchos proceso de la formación el encaje presencial. Por ejemplo, en el caso de los niños la interacción, en la universidad el desarrollo de otras habilidades y competencias. No se trata de reemplazar una por otra sino de complementarla. Esto ha acelerado la percepción de un mundo hiper-conectado donde los edificios físicos pierden un poco el sentido y la utilidad real pero esto no quiere decir que una reemplaza a la otra pero sí es importante que gran parte del proceso de aprendizaje de los estudiantes e interacción laboral sea en estos contextos. Uno de los elementos críticos a considerar postpandemia es que las autoridades tanto escolares como universitarias son las primeras que no pueden decir «esto se acabó y volvamos a la normalidad». Aquí debiese mantenerse el mismo ritmo de enseñanza como se ha hecho hasta ahora. Las dos modalidades pueden convivir.
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