Edificada entre 1717 y 1728 bajo patrocinio del rey de Portugal D. João V el Magnánimo (monarca considerado un gran mecenas de la cultura, la ciencia y las artes, del que toma su nombre), la Biblioteca Joanina de la Universidad de Coímbra es para muchos la más lujosa biblioteca universitaria jamás concebida. Esta obra maestra del barroco europeo fue construida opulentamente poniendo de manifiesto el poder y la riqueza del imperio que provenía de Brasil.

Se encuentra entre las más originales y llamativas de las bibliotecas barrocas europeas y arquitectónicamente se enmarca en la corriente rococó. Sobre la antigua cárcel del Palacio Real el maestro de obras João Carvalho Ferreira proyectó un paralelepípedo al que se accede desde una impresionante portada coronada por el escudo real. En el interior, tres salas comunicadas entre sí a través de tres arcos idénticos al de la portada albergan un sinfín de estanterías de madera de suelo a techo sobre paredes decoradas con motivos chinos. Rematando el conjunto, los frescos de los techos y cornisas pintados por Antonio Simões Ribeiro y Vicente Nunes compiten por ganarse la atención del visitante, que no es capaz de absorber toda la información que se ofrece simultáneamente a sus ojos.

Nada más entrar, en la puerta de la biblioteca, un cartel recibe al visitante que se dispone a acceder a los fondos culturales que alberga con la frase que, traducida del portugués, anuncia: “Construido para sabiduría de los Lusos (portugueses). Libros lideran; Soldados y brazos, trabajan”. La estancia está perfectamente diseñada para lograr la perfecta conservación de los volúmenes de libros, con paredes de cerca de dos metros de espesor y una magnífica puerta de madera de teca. Todo ello ayuda a obtener una temperatura constante adecuada. Fijar un óptimo nivel de humedad es otra de las medidas que se adoptan con el objetivo de proteger el valioso patrimonio bibliográfico. Aunque la Biblioteca Joanina cuenta con unos operarios muy curiosos que colaboran a conservar el papel en buenas condiciones de manera ecológica; se trata de una colonia de murciélagos que habitan en el interior de la biblioteca y que se alimentan de los insectos papirófagos que rondan por el lugar y amenazan con atacar los libros. Claro que, por otra parte, es preciso proteger la estancia de los excrementos de los murciélagos, tema que se resuelve cubriendo las mesas con toallas de cuero.

El espacio que conforma la biblioteca destila belleza y exotismo gracias a la decoración oriental y a las maderas tropicales que conforman el mobiliario. Actualmente la biblioteca posee 1.250 m2 gracias a la edificación de dos sótanos que se destinaron a los usos de depósito y salas de trabajo. La planta principal es la única de las tres que se encuentra abierta al público y el lugar, además de ofrecerse para la investigación de estudiosos, se utiliza a menudo como sala de conciertos, salón de exposiciones y de otros eventos culturales.