Publicado: 24 septiembre 2020 a las 4:00 pm
Categorías: Artículos
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Alejandra Sepulveda Nuñez
El retorno a clases presenciales se debate fuertemente en el escenario de la educación en Chile. El Ministerio insiste en el retorno progresivo mientras los padres y apoderados se niegan a exponer a sus hijos e hijas al contagio. Ante esta realidad ¿cuáles son las estrategias para gestionar la educación actual en pandemia? ¿Padres y madres son escuchados/as por las autoridades? Un estudio empírico realizado en escuelas de la RM revela que se hace necesario un liderazgo escolar con enfoque dialógico para dar respuestas certeras a los cambios producidos en educación, y el contexto de pandemia no deja de ser la excepción.
La educación en Chile posee uno de los sistemas más estables de América Latina. El Ministerio de Educación ha insistido en priorizar el currículo desde el inicio de la pandemia. Esto significa que cada estudiante accedería a la aprobación del año escolar 2020 con mayores facilidades. Esto no los exime de sus responsabilidades, pero le otorga tranquilidad a los padres y a las madres en sus hogares. Sin embargo, el sistema público que abarca los establecimientos municipalizados son los que han tenido mayores dificultades para la conectividad y el acceso tecnológico. Desde Arica a Magallanes cada uno de los establecimientos municipalizados han implementado sus clases asincrónicas, principalmente, sin lograr cubrir el 100 % de la población estudiantil. Por su parte, en la esfera privada, se han realizado clases sincrónicas, a través de videollamadas, de esta manera los niños y niñas han tenido que acostumbrarse a conectarse entre 4 y 5 horas diarias a pesar de que los expertos en salud mental insisten en que esta modalidad es nociva porque genera niveles importantes de estrés, agotamiento y ansiedad ante la exposición de las pantallas (1). También el gremio docente ha manifestado su agotamiento frente a esta nueva modalidad pedagógica y no son escuchados por las vías formales. Muchos no insisten porque temen arriesgar sus empleos, situación extremadamente delicada en tiempos de pandemia.
En una capacitación de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS): “Asesoría Psicosocial en Teletrabajo”, realizada en mayo del presente año en un colegio emblemático de la RM, la psicóloga expresó que: “no podemos decir que estamos trabajando desde casa, sino que intentamos acostumbrarnos a trabajar desde el espacio íntimo que implica estar en el hogar, con sus ruidos y sus dinámicas cotidianas, que jamás se igualarían a las condiciones de un trabajo en situación de normalidad, por tanto no se puede exigir al docente o a los niños y niñas la misma dedicación o concentración en la realización de sus tareas” (2).
El liderazgo escolar con enfoque dialógico permite que los equipos de gestión establezcan diálogos con las familias y todos los estamentos de la comunidad educativa para llegar a acuerdos de manera que sean escuchadas todas las voces. Si las decisiones de las autoridades se toman sin haber contemplado las voces de los estudiantes o de sus apoderados/as, o docentes y funcionarios se estaría incurriendo en la unilateralidad, sin tener en cuenta el valor de la democracia que nos caracteriza. Esas son las decisiones que dejan en evidencia el modelo de liderazgo que prima en educación: autoritario y verticalista.
El resultado de un estudio empírico sobre liderazgo escolar dialógico realizado en la Región Metropolitana durante 5 años (Díaz, 2020), demostró que los espacios de conversación entre todos los estamentos de la comunidad escolar son necesarios y que cada actor tiene su mirada propia y mucho que aportar a las decisiones de la sociedad en su conjunto:
“Que el líder dé respuestas a las necesidades de los estudiantes y sus familias desarrollando cada vez más sus habilidades, que les permitan lograr empatía, mejores conversaciones para la acción, dominios de los actos de habla desde una concepción humanista y liberadora, que aporte a los nuevos modelos de liderazgo que ayuden a transformar la realidad superando los niveles de vulnerabilidad social, educando para una mirada emancipadora de nuestras sociedades (3)”.
El sistema educativo actual en Chile adoptó el modelo de liderazgo distribuido (pero autoritario) y lo ha difundido a través de múltiples estudios que han asesorado al Ministerio a través de centros de estudios sobre liderazgo en alianzas estratégicas y consorcios que han financiado estudios para actualizar la información y ofrecer soluciones a las nuevas políticas públicas que atiendan la problemática actual. Aún quedan pendientes en el tintero, las soluciones “distribuidas” o democráticas que dejen fiel reflejo de la escucha a todos/as los estamentos de la comunidad escolar.
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