El infierno gótico de Edgar Allan Poe

Publicado: 7 octubre 2020 a las 11:30 pm

Categorías: Literatura

Por María Carvajal

La vida de Edgar Allan Poe, como su obra, tiene algo de tétrico y oscuro. El maestro del relato corto y los cuentos de terror vivió unas veces a contracorriente, otras dejándose llevar, pero siempre al lado del infortunio. Estos son algunos de los episodios de los que fue protagonista.

Su infancia ya supuso un trauma para el escritor pues quedó huérfano siendo muy niño. Fue acogido por un matrimonio adinerado que nunca lo adoptó oficialmente. La relación que mantenía con su padre adoptivo era muy tormentosa, hasta el punto de ser desheredado. Su madrastra, por el contrario, que no podía tener hijos biológicos, le cuidó y mimó durante toda su vida.

Edgar tenía diecisiete años cuando se matriculó en la Universidad de Virginia, pero abandonó su carrera de lenguas al cabo de un año. Por entonces ya tenía cierta adicción al juego y el alcohol.

A la edad de dieciocho años quiso alistarse en el ejército y alegando que tenía 22 consiguió entrar con el nombre de Edgar A. Perry. Cobraba cinco dólares al mes. En esa época publicó su primer poemario, Tamerlán y otros poemas. Puesto que sus padres adoptivos no querían que Poe se dedicara a la literatura, para no descubrirse, firmó esa obra con el seudónimo “un bostoniano”. El propio autor pagó la publicación del libro, que constaba de cuarenta páginas. Sólo se imprimieron cincuenta copias en la primera tirada.

Apenas llevaba tres años en el ejército cuando decidió dejar su carrera militar. Hay varias versiones sobre la causa de su deserción pero la más curiosa que se conoce (aunque probablemente sea la menos cierta) es que él mismo propició su expulsión presentándose un día a la formación casi desnudo.

Con el fin de conseguir algo de dinero se dedicó a escribir prosa para algunos periódicos, principalmente relatos cortos y crítica literaria.

Poe siempre estaba sumergido en deudas. Incluso llegó desesperadamente a escribir una carta a su padrastro para pedirle dinero. La carta nunca obtuvo respuesta. Sin embargo, fue en esa época cuando un periódico de Baltimore le premió con 50 dólares por su relato “Manuscrito hallado en una botella”. Y no solo eso, el cuento encandiló a un señor adinerado que acabaría ayudando al escritor a publicar sus obras. Gracias a las influencias de tan generoso caballero, Poe terminó trabajando de redactor en el Southern Literary Messenger, un periódico de Richmond (Virginia). Apenas duró unas semanas en el puesto. Lo despidieron después de que se dejara ver varias veces en la redacción en estado de embriaguez. Más tarde fue readmitido, pero lo dejó para posteriormente montar una casa de huéspedes.

A su vuelta a Baltimore se casó en secreto con su prima Virginia Clemm, que por entonces sólo tenía trece años aunque en el certificado de matrimonio constaba que tenía 21. Al año siguiente volvería a celebrar su boda, esta vez con carácter público.

Uno de los biógrafos más importantes de Poe, Joseph W. Krutch, afirmó que el escritor era impotente y el mismo Baudelaire apuntó que en la obra completa de Poe no se encontraba ningún atisbo de lujuria o sensualidad carnal.

Si bien la escasa economía del escritor fue un tema preponderante que le persiguió prácticamente en todas las etapas de su vida provocándole, sobre todo, problemas con el alcohol, la enfermedad de su mujer terminó por crearle una profunda depresión. Se dice que Poe intentaba aplacar su estado depresivo consumiendo opio.

En 1845, se publicó su poema “El cuervo”, que obtuvo un gran éxito y encumbró al escritor a una posición social más que aceptable a pesar de que sólo obtuvo 9 dólares por el poema. De todas formas, el autor nunca triunfó económicamente. De hecho, ninguno de sus trabajos le reportó beneficios que le permitieran vivir holgadamente.

Poco después, el Broadway Journal, periódico donde trabajaba Poe, cerró por cuestiones económicas. El escritor se fue a vivir a una casa de campo en el Bronx, Nueva York, en la que, pasados unos meses, murió su esposa. A partir de entonces, Poe se convirtió en un hombre vulnerable cuya inestabilidad se hacía notar siempre.

Tras un intento fallido de suicidio, se reencontró con Sarah Elmira Royster, su amor de juventud, con quien incluso llegó a concertar fecha para casarse. Poco antes de su boda, en 1849 (a la edad de cuarenta años), Poe muere en extrañas circunstancias. Había sido encontrado en las calles de Baltimore en estado de delirio y sin poder dar explicaciones de cómo había llegado hasta allí ni porqué vestía con ropas que no eran suyas. Las causas de su muerte aún no están aclaradas. Se han dado todo tipo de versiones: sífilis, cólera, ataque cardíaco e incluso asesinato por parte de extorsionadores políticos que utilizaban a los mendigos para que votaran a determinados candidatos.

Hoy en día, los poemas y cuentos de Poe están considerados como grandes obras de la época. La literatura del escritor bostoniano está cargada de romanticismo y de tintes góticos. Es considerado el padre de la novela policíaca. Su peso narrativo se centra sobre todo en la descripción de estados oníricos y del subconsciente. En numerosas ocasiones retrataba de alguna forma a personajes oscuros, una especie de fantasmas psicológicos, quizás sus propios fantasmas.

Amigos lectores, como veis, Edgar Allan Poe fue un hombre extraño que vivió una vida llena de adversidades y, como muchos otros autores, no fue lo suficientemente valorado en su época. Afortunadamente, hoy en día podemos disfrutar de poemas como “Annabel Lee”, “Ulalume” o “Un sueño en un sueño”, cuentos como “La caída de la Casa Usher”, “El barril de amontillado”, “El retrato oval“, “El hombre de la multitud” o “Los crímenes de la calle Morgue”, o su única novela La narración de Arthur Gordon Pym.

Fuente del artículo: https://narrativabreve.com/2013/11/infierno-gotico-edgar-allan-poe.html

Fuente de la imagen:https://www.pinterest.cl/pin/448882287842001508/

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