Sin Brújula
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha anunciado que se regresará a las clases presenciales en el próximo ciclo escolar que inicia en agosto, en medio de una nueva ola de la pandemia que no cesa y una profunda crisis de los planteles educativos.
Ha concluido el ciclo escolar (2020-21); ahora todos los estudiantes gozan de su periodo vacacional: de preescolar a universidad, el verano de descanso –en medio de una pandemia– ya comenzó a advertirnos las crisis que el atípico año académico tuvo: la deficiencia de los sistemas y programas para ajustar los métodos y contenidos educativos; lo complejo que ha sido poder tener cobertura nacional para recibir las clases, la ineficiente metodología de evaluación de los saberes, habilidades y conocimientos operativos que alcanzaron los estudiantes bajo la modalidad de educación digital.
En el 2019, cuando se realizaron modificaciones al artículo 3º constitucional y se eliminó el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) se desmanteló uno de los órganos autónomos que el sistema educativo mexicano tuvo desde finales del siglo XX hasta su desaparición, logrando afinar y construir metodologías y herramientas que acercaran a la realidad de las necesidades, los alcances, logros y oportunidades para educadores y estudiantes en México, con rutas cada vez más claras del impacto y estrategias de conocimiento, competición y destrezas que precisaban desarrollar, afinar o implementar el sistema educativo nacional en aras de generar cuadros de futuros profesionistas más capacitados para el mundo laboral y profesional.
Décadas de ensayar, estudiar, crear y poner en marcha metodologías de aprendizaje, evaluación y competición estándares a nivel nacional e internacional que dieron certeza a líneas objetivas y operativas de los objetivos que el conocimiento demandaba como mínimos a alcanzar, con todos los ajustes, perfeccionamientos y análisis continuos que demandaban y que en varias ocasiones no se realizaron. Finalmente, el concepto “evaluar” en los nuevos lenguajes del conocimiento integral que inauguraron los modelos humanistas de las eras del conocimiento del siglo XXI y en detrimento de la crisis de la ideología neoliberal, consideraron fuera de lugar del pensamiento orgánico y se eliminó.
A partir de 2020, en medio de la pandemia, de las crisis en los formatos, estrategias y métodos de los nuevos universos del conocimiento, cada institución y maestro estableció sus formas de evaluar y se plantearon tantos caminos como profesores, academias, alumnos y sistemas hay en uso o incluso en desuso. Estamos viviendo uno de los periodos más críticos en la educación del mundo, en el caso mexicano se suma a los viejos problemas entre la coordinadora y el sindicato, entre las reformas y las crisis del modelo de educación, la falta de una brújula y un órgano rector, regulador y directivo que pueda crear el sistema educativo bajo el contexto de una crisis.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha anunciado que se regresará a las clases presenciales en el próximo ciclo escolar que inicia en agosto, en medio de una nueva ola de la pandemia que no cesa y una profunda crisis de los planteles educativos que han sido vandalizados, saqueados y sin mantenimiento en los 18 meses que llevan cerrados, además de los problemas educativos en varias regiones del país, donde los niños han abandonado los estudios por problemas económicos, familiares y de violencia en sus entornos y comunidades. ¿Cómo se está planeando la autogestión, la evaluación del ciclo para mejorar las condiciones de aprendizaje sin un órgano que lo realice y proponga estrategias?… Esta situación será la base donde comience en un mes más el nuevo ciclo escolar y otra vez, la educación en México será deficiente, crítica y escasa.
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