Entrevista: “Moras”, o cómo las escritoras españolas del siglo XX contaron a las marroquíes

Mujeres con cuerpos totalmente cubiertos, maridos que les pegaban o historias de amor romántico, con poco o nada de estudios o sin independencia económica fueron algunos de los prejuicios bajo los que escritoras españolas del siglo XX describieron en sus obras a las marroquíes de ese tiempo y cuyas historias son recuperadas por la investigadora Yasmina Romero en su obra “Moras”.
En total, Romero analiza en “Moras. Imaginarios de género y alteridad en la narrativa española femenina del siglo XX” (Plaza y Valdés, 2019) 62 textos narrativos de 22 escritoras españolas, excluidas del canon, entre las que están Margarita Astray, Enriqueta O’Neill, María Adela Durango o Concha Linares Becerra, con el objetivo de recuperar su voz, conocer cómo contaron a sus vecinas de Marruecos y con la esperanza de encontrar algún tipo de similitud o complicidad entre ellas.
“Si ya aquí (en España) estaban totalmente supeditadas por el hecho de ser mujeres. A lo mejor a la hora de describir a las marroquíes iban a ser menos críticas que sus compañeros hombres. Ese era uno de mis deseos, que por supuesto no solo no se encontró, sino que el resultado fue el contrario”, cuenta Romero en una entrevista con Efeminista.
Pese a los estereotipos “machistas, racistas y clasistas” que reprodujeron en sus obras, la autora reivindica el derecho que tienen estas escritoras de ser visibilizadas y valoradas. “Yo no rescato 22 mujeres para que mañana los nombres de ellas estén en calles, porque en ese sentido no lo merecen, pero sí merecen un lugar en la literatura colonial”, reitera.
Y lamenta que, pese al paso de los años, esta mirada estereotipada se siga publicando en libros y medios de comunicación.
El relato de las españolas en “Moras”
Pregunta: ¿Cómo nació la idea de recoger estas historias en un libro?
Respuesta: Moras es una investigación que nace de varios intereses personales y profesionales. Es un libro feminista, por lo que tiene un componente político importante. Quise llevar la militancia al papel porque creo que juntas somos más fuertes, así que hay que hacer militancia desde la academia, desde el asfalto, desde cualquier escenario donde nos dejen y donde no nos dejen también.
Mi interés académico principal siempre ha sido el rescate de las escritoras que han estado invisibilizadas por el canon hegemónico, tradicional, que es especialmente androcéntrico y que deja fuera a muchísimas voces. Quería sumar la deconstrucción de la estereotipia en torno a la mujer de contextos árabes-islámicos. Yo me centro en la representación que se hace de la marroquí, pero es un personaje inventado. Este estudio no te va a permitir conocer a las marroquíes.
P: ¿Por qué de la marroquí en particular?
R: Porque lo que más hay en la literatura española es sobre Marruecos. Así que junté dos intereses: rescatar escritoras, en este caso escritoras españolas que escribieron sobre Marruecos durante el siglo XX. Y, además, ver cómo estas mujeres relataron a estas otras mujeres que están muy cerquita, a tan sólo 14 kilómetros.
Quería buscar cuál era la representación que se hacía de esa marroquí imaginada en esta narrativa española. Quería ver si había algún tipo de complicidad de género entre ellas. Ver si las españolas se sentían identificadas en la subordinación por cuestión de sexo que se les estaba haciendo a las mujeres en Marruecos con la que se hacía a ellas mismas en su propio país. Porque en ese tiempo en España ni siquiera tenían derecho al voto.
El rescate de relatos machistas de mujeres
P: ¿Por qué rescatar a escritoras que perpetúan estereotipos machistas?
R: En este caso son estereotipos machistas, racistas y clasistas. Estas españolas son especialmente crueles en su retrato de las marroquíes que imaginan. ¿Sorprendente? No. A las mujeres nos han enseñado a ser malas con otras mujeres. Los cuentos de hadas son un ejemplo claro. Las malas son las madrastras, las hermanastras y los que salvan son los hombres.
¿Por qué rescatarlas? Mi pregunta es ¿por qué no? Si rescatamos hombres que retratan a la mujer de una forma tóxica para el imaginario. ¿Por qué no hacerlo con mujeres? Otra cosa es que luego no seamos críticas. En la última parte de mi estudio yo digo que estas escritoras no tenían interés real en conocer a estas otras mujeres.
P: Estas mujeres fueron criadas en el machismo…
R: Sí, la razón de esas motivaciones son fruto del andamiaje patriarcal en el que vivimos tanto ellas como nosotras. Porque hay que recordar que no hay ningún lugar del mundo en el que a las mujeres nos traten en igualdad. Pero sí es cierto que las españolas se sentían más cercanas a los escritores varones por el hecho de ser españolas que a las marroquíes por el hecho de ser mujeres.
Ellas eran hijas de su contexto, entonces estaban repitiendo la misma historia. Y al repetirla, se pone en evidencia la necesidad de desarticular el patriarcado tanto en el seno de la masculinidad como también de la feminidad.
Estas escritoras merecen un lugar en la literatura colonial, que es una literatura clasista, racista y especialmente cruel con las mujeres de otra cultura. Pero es en donde están los hombres y si están los hombres tenemos que estar las mujeres, porque también las mujeres tenemos derecho a ser malas.

La autora de “Moras”, Yasmina Romero.
Las escritoras de “Moras” no pertenecen al canon
P: En el libro resalta que, pese a que estas escritoras no pertenecieron al canon, fueron muy leídas. ¿A qué responde esta contradicción?
R: La mayoría del corpus que yo utilizo es literatura popular. Muchas son novelas rosas, de las que se vendían en los kioscos, que se cambiaban por un par de monedas. No pertenecían al canon porque el canon deja afuera siempre lo que considera una baja cultura. También hay que considerar que el canon lo crean hombres, había un sesgo de género.
Muchas veces lo que escriben las mujeres ni siquiera se considera literatura ya ni buena ni mala, sino que ni siquiera se considera literatura.
Entonces, si la mayoría de la gente lee, es más fácil perpetuar tópicos. Si a ti te repiten algo hasta la saciedad terminas por creértelo. Muchas de las escritoras analizadas ni siquiera habían conocido Marruecos, algo que a mí me interesaba saber porque la mejor forma de luchar contra el prejuicio es conocer el lugar.
P: ¿Y cómo influyó que no conocieran Marruecos?
R: Estas escritoras escribían novelas rápidas, las hacían en dos o tres días: chico conoce a una chica y la trama es en Marruecos.
Ponían a una mujer completamente cubierta, un marido que le pegaba, tenía 8.500 chiquillos, hacía sol y nunca frío. Nadie iba con unas deportivas, ni escuchando música. Las mujeres no eran profesionales. Nunca se imaginan a una mujer abogada. A ella le ponían Fátima y a él, Mohamed. Metes todos los tópicos de la fórmula y pones en la portada a una mujer cubierta que se le vean sólo los ojos muy maquillados y un camello.
Lo peor y lo más peligroso es que esto ha llegado a día de hoy. Sigue contándose exactamente igual.
“Hay que darle voz a las marroquíes”
P: ¿Y por qué no se ha podido cambiar el discurso?
R: Si hablamos de geopolítica, por ejemplo, no nos interesa cambiar el discurso. Y por supuesto, el desinterés, que es alucinante.
Muchas autoras han dicho que es imposible ser neutral a la hora de escribir sobre cualquier cosa porque todo esta impregnado de ideología. Por mucho que yo quiera intentar conocer a las verdaderas marroquíes, yo no soy una marroquí. Hay que darle la voz a esas marroquíes para que ellas hablen por sí mismas. Y eso se consigue traduciendo a marroquíes.
Se consigue dándoles espacios en foros para que se presenten por sí mismas. Se consigue con autoras como Najat el Hachmi o añadiendo a la guía docente a grandes autoras como Fatema Mernissi. Y también viajando.
Cuando viajas a Marruecos te das cuenta que no hay un tipo de mujer. Hay muchos tipos de mujeres.
P: En el libro asegura que hay que distinguir y comprender los imaginarios para luego aniquilarlos. ¿Esto es lo que busca con la obra?
R: Eso sería lo ideal. Si eres capaz, después de leer el estudio, de saber que realmente una marroquí no tiene nada que ver con otra marroquí, porque yo misma no tengo nada que ver con otra mujer española. Desde el momento que desdeñemos la pluralidad para darles individualidad, quizá seamos capaces de considerar a las personas por sí mismas y no por lo que suponemos de ellas.
Creo que es importante tener herramientas que te ayuden a identificar ese estereotipo que te viene dado.
Lo que yo realmente he querido buscar con Moras es que se dé por sentado que todo lo que crees saber no solo no es cierto, sino que hay un interés detrás. Sobre todo si queremos tener un futuro donde haya hibridez. Yo apuesto realmente porque no haya un nosotros y un vosotros, sino que que haya una mezcla tal que sea imposible diferenciarla.
Fuente: https://www.efeminista.com/moras-escritoras-espanolas-marroquies/
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