Meta: el derecho a una educación con equidad
Por Ernesto Acero C.
Humildad, compromiso y responsabilidad, son coordenadas fundamentales en el acto de educar. La primera es una virtud que nos permite reconocer alcances y limitaciones propias. La responsabilidad va de la mano de la vocación: nos lleva a convertir nuestro compromiso ante las instituciones, en una realidad. La responsabilidad es un valor que nos permite comprender que nuestros actos tienen una consecuencia, por lo que debemos ser cuidadosos al momento de tomar decisiones en el aula.
La experiencia nos muestra que el contexto social en el que se despliega la actividad educativa, es complejo, diverso y multifactorial. Del análisis de ese contexto, deriva un coeficiente objetivo de utilidad y adversidad (Sartre, 1943) que se debe afrontar con determinación. Las condiciones económicas, especialmente las alimentarias y en cuanto al acceso a la cultura, influyen de manera determinante en el ambiente educativo que se manifiesta en el aula.
Esas condiciones diferenciadas, que se determinan por las condiciones socioculturales de las que proviene el alumno, requieren un trato igualmente diferenciado. Dado que el objetivo es garantizar una educación de equidad sin extraviar la calidad de la misma, se requiere garantizar condiciones apropiadas para mantener al alumno en el aula, para interesarlo en los contenidos programáticos y para que logre el mayor aprovechamiento posible.
La educación no deja de ser una posible ruta de escape de condiciones de atraso que se manifiestan en diversos contextos socioculturales. No se trata, tampoco, de reducir las convicciones educativas a mero acto mercantil (Lyotard, 1979), en el que se pretenda convencer al alumno de que el saber lo puede convertir en un potentado multimillonario.
Los alumnos, de origen sociocultural nugatorio del acceso a derechos plenos como la alimentación y el acceso a la cultura, ¿cómo pueden tener un clima de equidad que les garantice un piso básico de bienestar que les facilite la permanencia y el aprovechamiento escolar?
La educación con equidad, no se debe disociar de la formación plena como ser humano, tal y como lo dicta nuestro Pacto Federal en su artículo tercero: “La educación se basará en el respeto irrestricto de la dignidad de las personas, con un enfoque de derechos humanos y de igualdad sustantiva. Tenderá a desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la Patria, el respeto a todos los derechos, las libertades, la cultura de paz y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia; promoverá la honestidad, los valores y la mejora continua del proceso de enseñanza aprendizaje”.
Cada año lectivo, ese coeficiente se modifica dado que cambia la población que accede a la educación básica, con lo que cambian las variables contextuales (cualitativa y cuantitativamente) que influyen en el proceso de enseñanza y del aprendizaje.
La mejora continua de la educación es un componente fundamental para lograr una educación que responda a las necesidades de pleno desarrollo humano de la población. Lo anterior exige innovaciones en el proceso de enseñanza y aprendizaje de forma permanente. Una de las razones de mayor importancia tiene que ver con el contexto social que determina actitudes, valores y conocimientos previos del alumno.
Los alumnos de nivel básico, en especial los de secundaria, provienen en su mayoría, de familias en las que los niveles de ingreso son bajos. Se trata de familias en donde ambos cónyuges trabajan o en las que solamente uno de los padres la integra. Esto lleva a un escenario en el que los menores quedan expuestos a la información proveniente de la televisión o los equipos fijos o móviles de comunicación (celulares). Este fenómeno quizá siempre ha existido; no obstante, Internet garantiza el acceso a cantidades ingentes de datos falsos y malintencionados.
El acceso que tiene la población a internet, no garantiza el acceso a información científica, a materiales artísticos o culturales, solamente por el hecho de que sea localizable. Es necesario que las personas puedan orientarse para seleccionar el material que puede verificarse. En internet no solamente fluye lo que se suele denominar “fake news”. También fluye un enorme volumen de materiales absolutamente inútiles y sobre todo, amenazantes de los valores humanos más universales.
No solamente estamos ante amenazas a la integridad de los menores (UNICEF, 2017), sino ante las consecuencias del acceso a información a la que se les expone sin ninguna orientación. A eso se debe agregar la situación del contexto socioeconómico en el que se desarrollan los alumnos en su vida cotidiana, que suele expresarse por ingresos familiares insuficientes para satisfacer las necesidades de transporte, alimentación, vestido, vivienda, y demás.
Frente a tales consideraciones, la responsabilidad docente implica asumir compromisos en favor de los menores, teniendo como objetivo impactar al menos en tres planos que determinan los niveles de aprovechamiento escolar:
Primero: Gestionar condiciones de acceso a una alimentación básica de los menores.
Segundo: Fortalecer la resiliencia (Cyrulnik, 2018) en menores a partir de la orientación docente.
Tercero: Comprometer a las familias para elevar el aprovechamiento escolar de los menores.
En el primer caso, teniendo como punto de partida los registros que se elaboran durante las inscripciones, es posible empezar a estimar las dimensiones del reto. A partir de entonces y hasta la primera reunión que realice el Consejo Técnico Escolar, existe un espacio temporal en el que se pueden realizar gestiones ante las mismas autoridades educativas, para que se atienda a los menores que requieren apoyos alimenticios.
En el segundo caso, el de la resiliencia en menores, la problemática es de una dimensión mucho mayor que la primera. La experiencia que algunos mentores han vivido, nos revelan que en este caso se requiere de una definición más precisa de los requerimientos del alumno.
Los alumnos suelen mostrar agresividad entre ellos mismos, indiferencia ante el saber que se les ofrece y un fuerte interés en el uso de tecnologías con fines completamente ajenos al aprendizaje formal. De ahí la necesidad de que el docente intervenga, para crear ambientes armónicos en el aula, para detectar campos de interés en el alumno y niveles de acceso y familiaridad en el uso de tecnologías. Aprovechar tales recursos como una fuente de información, puede resultar útil en el momento de realizar investigaciones como parte del proceso de enseñanza.
El alumnado no posee siempre una y la misma serie de características. Cada persona cuenta con su propia historia y afronta sus realidades cambiantes de manera peculiar, desarrolla la resiliencia a su manera. Ante un mismo hecho, las personas reaccionan de distintas maneras, por lo que se hace necesario fortalecer el carácter de cada alumno de manera diferenciada, con la finalidad de que logre afrontar con sus propias herramientas personales, intelectuales y habilidades, los diferentes desafíos que le presenta la vida. (Primera de dos partes).
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https://meridiano.mx/articulo/2021-09-14/meta-el-derecho-a-una-educaci-n-con-equidad
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