Horizonte educativo
Por Lilia Ma. Calderón
Primera de dos entregas
La educación popular feminista genera transformaciones en lo personal, político y organizativo de las mujeres que participan como beneficiarias, mujeres que coordinan, dirigen y acompañan los procesos educativos, generando lazos fraternos y sororos entre compañeras que las motiva a continuar siendo parte del ejercicio educativo.
El encuentro entre mujeres en espacios de formación feminista, da paso al establecimiento de relaciones que se forjan bajo elementos constitutivos de la sororidad, las mujeres que llegan a los espacios de educación popular feminista puede que lleguen sin referentes para abordar sus relaciones desde una ética feminista, pero en el ejercicio del relacionamiento y trabajo popular con otras mujeres, su subjetividad frente al trato con otras mujeres cambia y se construyen relaciones con elementos propios de lo que se denomina como sororidad.
Para lograr hacer una comprensión de las relaciones de sororidad que se establecen entre mujeres feministas participantes de las escuelas de autoformación feminista dirigida a aspirantes voluntarias, es necesario plantear un marco teórico desde cuatro categorías principales:
*La sororidad: Entendida como la alianza existente entre mujeres que luchamos en pro de la eliminación de la misoginia y el machismo en la sociedad, características particulares del sistema patriarcal; pero que para este caso parte de las relaciones entre mujeres, entendiendo que tanto el machismo como el patriarcado, puede ser ejercido por cada persona sin distinción en su género o identidad.
*La educación popular: Los espacios de educación popular dan esperanza y energía para continuar uniendo a más mujeres en pro de sus derechos y seguir tanto desde la educación formal como la no formal, pensando un mundo distinto principalmente para la humanidad históricamente invisibilizada…
Continuará
Fuente:
https://diariodechiapas.com/a-and-s/horizonte-educativo/176404
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