Publicado: 29 diciembre 2021 a las 10:00 pm
Categorías: Artículos
Por Susan Irais
En septiembre de 2019, meses antes de que se desatara la actual pandemia de coronavirus, la Junta de Monitoreo de la Preparación Global (integrada por expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial) advirtió: “si un brote de un nuevo y agresivo tipo de gripe estallara mañana, el mundo no tendría herramientas para evitar la devastación”.
El informe, titulado Un mundo en peligro, incluía recomendaciones sobre cómo estar preparados, por ejemplo, estar listos para un aumento en la demanda de vacunas o cómo aislar al virus en su etapa inicial.
De acuerdo al documento, una próxima epidemia de este tipo podría significar entre 50 y 80 millones de personas y liquidaría el 5% de la economía global, porque no contamos con estructuras suficientes.
Hasta el momento, debido al virus SARS-CoV- 2 han muerto 5.3 millones de personas. Y cada 27 de diciembre se conmemora el Día Internacional de la Preparación ante las Epidemias, con el fin de resaltar la importancia de la prevención, la preparación y la colaboración para darles respuesta.
“La Covid-19 ha puesto al descubierto la verdad: llegado el momento, el mundo todavía no estaba preparado”, dijo Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, en 2020, en su discurso de apertura acerca de la preparación ante emergencias.
Después de la gripe H1N1 en 2009, México se preparó para otra epidemia de influenza, pero nunca para un coronavirus.
“Mas o menos cada 10 años—este tiempo no es una regla—, aparece una nueva cepa, eso era lo que estábamos esperando”, dice José Campillo, virólogo de la Facultad de Ciencias Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y miembro de la Sociedad Mexicana de Virología.
Para hacerle frente a la influenza existían protocolos y antivirales, gracias a los cuales el virus no se dispersó de una manera drástica en 2009. Pero para el SARS-CoV-2 no existían.
Los virus de RNA, como el coronavirus, tienen una tasa de mutación muy alta, por eso hay nuevas variantes y las vacunas deben ser modificadas.
De acuerdo a las Naciones Unidas y la OMS, la preparación es la capacidad por parte de los gobiernos, organizaciones y profesionales de dar una respuesta eficaz, prever y detectar las consecuencias de emergencias, peligros inminentes o actuales que afecten a la salud.
Después de las pérdidas, el confinamiento, las cuarentenas, las medidas sanitarias y las nuevas variantes, ¿qué hemos aprendido y qué debemos mejorar?
Uno de los pilares fundamentales en medio de la elaboración de la vacuna fue la colaboración mundial, la secuencia del virus y ponerlo al alcance de todos los científicos, permitió el desarrollo de las vacunas contra Covid-19.
José Campillo dice que esto se debe reforzar. “México ha descifrado secuencias genómicas completas de virus y la tenemos en bases de datos gratuitas para que cualquier científico en el mundo pueda acceder”.
Este monitoreo permitirá estudiar al virus al ritmo al que muta. “Toda la humanidad debe estar pensando en conjunto”.
“Se deben informar los casos, no esconderlos”, la información oportuna es lo único que permite avanzar sin los ojos vendados, explica Campillo.
Y recomienda que, en cuanto llegue una vacuna, se debe aplicar, “la pandemia no tiene vacaciones, hay que ponerla todo el tiempo”.
Las unidades médicas deben estar equipadas con todo lo necesario para atender a un paciente.
El virólogo también describe algunas características imprescindibles para mejorar esta preparación:
El SARS-CoV-2 ha cambiado cada aspecto de nuestra vida, ahora hemos aprendido nuevas palabras como virus, Covid-19, pandemia, epidemia, coronavirus y más, pero Campillo advierte que con eso no basta. También hay acciones que podemos hacer para estar preparados.
Por ejemplo, recomienda ver páginas confiables de información, como la de las de universidades y divulgar lo aprendido; continuar con las medidas de prevención, además de ser higiénicos en todo contexto.
“Las personas ya deben tener un mínimo de cultura científica”, dice. Además, el virólogo considera que a estas alturas cualquier ciudadano de a pie debe saber qué es un virus, una vacuna, cómo se hacen estos biológicos, saber que los virus cambian.
“Todo este mínimo de cultura científica permitirá que en un futuro ya no empecemos de cero”, opina.
Además, el último informe acerca de la preparación para las epidemias, destaca siete pilares para la preparación universal ante una epidemia.
Universalidad: Toda emergencia, provenga de donde provenga, debe ser abordada desde la cooperación internacional.
Solidaridad: Todos los países y todas las partes interesadas deben compartir los riesgos, responsabilidades y beneficios.
Capital: El acceso a la información y a productos farmacéuticos debe ser equitativo. No garantizar la equidad prolonga los brotes y las pandemias, aumentando muertes prevenibles.
Centrado en las personas: La gestión del riesgo de brotes de enfermedades, epidemias y pandemias tiene como objetivo proteger a las personas, sus propiedades y proteger sus derechos.
Multisectorial: Los sistemas de salud pública son el núcleo de las emergencias sanitarias, se requiere que su preparación y respuesta sea coordinado, multisectorial.
Multilateralismo: La preparación global consiste en prevenir, prepararse, detectar y responder a las emergencias sanitarias con mecanismos globales inclusivos.
Sustentabilidad: El esfuerzo también es un compromiso político donde los sistemas de prevención, vigilancia y respuesta sean sostenibles.
La Covid-19 no será la última emergencia sanitaria que padecerá el mundo, por eso debemos estar preparados para que la siguiente epidemia, no se convierta en una pandemia.
Fuente:
https://tecreview.tec.mx/2021/12/27/ciencia/como-podemos-prepararnos-para-la-siguiente-pandemia/
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