Día Internacional del Trabajo. Sobre la alienación en el siglo XXI
Por Patricia Ruiz
EL 1 DE MAYO ES CONMEMORACIÓN DE LOS MÁRTIRES DE CHICAGO, QUIENES LUCHARON POR UNA JORNADA LABORAL DE 8 HORAS
El Día Internacional de los Trabajadores es el día en el que se conmemora al movimiento obrero mundial. El 1 de mayo es un día en el que se realizan múltiples reivindicaciones laborales a favor de las clases trabajadoras alrededor del mundo. En muchos países el 1 de mayo es un día feriado en el que se suspenden todas las actividades laborales.
La fecha se estableció en 1889 tras la Segunda Internacional, el Congreso Obrero Socialista acordó establecer este día como homenaje a los Mártires de Chicago.
Los Mártires de Chicago fueron 8 trabajadores anarcocomunistas que, después de 4 días de protesta, fueron encarcelados y después 5 de ellos ejecutados, mientras que los 3 restantes sólo fueron recluidos. Desde el 1 hasta el 4 de mayo de 1886, Chicago fue la sede de protestas en apoyo a los trabajadores en huelga para luchar por una jornada laboral de 8 horas diarias.
El día de la ejecución, August Spies (periodista alemán de 31 años), gritó antes de que lo colgaran: “La voz que van a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora”.
Hoy, en pleno siglo XXI y en el lapso final de una pandemia mundial, las condiciones de los millones de trabajadores alrededor del mundo son distintas a las de finales del siglo XIX. Por supuesto, muchos de nosotros gozamos de un contrato laboral y jornadas máximas de 8 horas. Ni hablar del privilegio que es para millones hacer trabajo desde casa. Sin embargo, las condiciones laborales para muchos otros no son las mismas. No solamente trabajan jornadas de más de 10 horas, sino que los salarios que perciben están lejos de ser dignos. Hoy seguimos hablando de esclavitud, precariedad laboral, escasez o nula seguridad social (educación, servicios de salud dignos, tiempo de ocio y recreación).
El trabajo remunerado es un medio de subsistencia, claro. A través de una actividad laboral remunerada es como podemos comprar comida, pagar una renta, servicios médicos, ropa, contribuir a los gastos de un hogar y una familia, y en el mejor de los casos, ahorrar y/o viajar. Evidentemente este no es el caso de la gran mayoría de las personas trabajadoras.
A finales del Siglo XIX, en los Manuscritos económicos y filosóficos de 1884, Karl Marx planteó que “El objeto que el trabajo produce, su producto, se enfrenta a él como un ser extraño, como un poder independiente del productor”. Dicho de otra manera, el trabajador está totalmente escindido del objeto que produce. A este proceso se le conoce como alienación, lo que quiere decir que el trabajador transforma en algo diferente al producto de su trabajo, es decir, lo convierte en una mercancía.
¿Qué sucede cuando el trabajador se encuentra en procesos de alienación?
De manera general, suceden tres cosas importantes.
- El trabajo se convierte en una mercancía, es decir, la actividad laboral se realiza a cambio de un salario.
- El producto que resulta del esfuerzo del trabajador lo controla un otro y pasa a ser propiedad privada. Esta mercancía la vende ese otro (usualmente el capitalista o dueño de los medios de producción) aunque no sea producto de su esfuerzo, conocimiento y tiempo.
- El trabajador se desconecta del fruto de su actividad, tanto a nivel monetario como a nivel emocional. Esto produce que el trabajador se sienta infeliz e insatisfecho con su trabajo.
Estas 3 características de la alienación convierten al trabajo en algo que no le pertenece al trabajador, aunque sea él o ella quien lo realice, haciendo del trabajo sólo un medio a través del cual se consigue dinero para consumir todo tipo de bienes.
¿Por qué es importante hablar de alienación actualmente?
El marxismo actualmente tiene diferentes vertientes y el concepto de alienación hoy tiene varios desarrollos, tanto teóricos como prácticos, mucho más profundos que la definición anterior. Sin embargo, no es difícil identificarse con ella.
En pleno 2022 y tras haber vivido una pandemia que cambió casi todos los aspectos de nuestras vidas, el trabajo adquiere una nueva dimensión. Se hizo evidente que la distribución de la riqueza es injusta (y se recrudeció después de dos años, este es un claro ejemplo) y que el trabajo es necesario para cubrir las necesidades básicas, ya que durante la pandemia millones de personas se endeudaron por cubrir gastos médicos. Millones de personas perdieron sus trabajos o les redujeron sus salarios, por lo que tuvieron que adaptarse a las nuevas exigencias de una vida que se vio trastocada por la interrupción de todo tipo de actividades. Quienes fueron lo suficientemente afortunados para trabajar desde casa, tuvieron que reacomodar sus vidas cotidianas alrededor de las exigencias laborales, pues a pesar de hacer home office, muchos jefes y empresas confundieron la comodidad del hogar con la demanda de trabajar 24/7. Y qué decir de los trabajadores esenciales, investigadores, epidemiólogos, médicos, enfermeras, personal de limpieza, laboratoristas, etc, que no pararon de laborar a pesar de encontrarnos en una emergencia mundial.
Ante un reparto desigual de la riqueza, muchos optan por aceptar cualquier trabajo que les represente aunque sea un ingreso mínimo y para nada digno, porque claro, todos tenemos que comer.
¿No son estos los ejemplos de la alienación en pleno siglo XXI?
Hoy más que nunca es necesario discutir, proponer y exigir que se lleven a cabo nuevas prácticas laborales, mejores condiciones, reducción de la jornada laboral, mejores salarios, más vacaciones y más tiempo de ocio y recreación. No importa el trabajo que se realice, el conocimiento, el esfuerzo y sobre todo, el tiempo de las personas debe estar reflejado en el producto de su trabajo. Los trabajadores y trabajadores merecen(mos) identificarse plenamente con el resultado de su actividad laboral y que ésta no sea exclusivamente una mercancía intercambiable por salarios empobrecidos. Los trabajadores y trabajadoras merecen decidir a qué y cómo se destinan los frutos de sus esfuerzos con el fin de vivir una vida más digna.
*A propósito del Día Internacional de los Trabajadores, les recomendamos 5 películas para reflexionar sobre el trabajo.
1. Dos días, una noche (Jean-Pierre y Luc Dardenne, 2014)
2. Tiempos modernos (Charles Chaplin, 1936)
3. El lobo de Wall Street (Martin Scorsese, 2013)
4. El método (Marcelo Piñeyro, 2006)
5. Las uvas de la ira (John Ford, 1940)
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