Las obras de Salvador Dalí nos fascinan por su capacidad para imaginar mundos fuera de esta realidad, lugares y situaciones que nos evocan un cúmulo de emociones que van desde el miedo y la incomodidad, hasta la esperanza y el humor, pasando por la belleza.
Sus cuadros, escenas nacidas de sueños y de una imaginación que solo la cabeza del catalán poseía, parece que estén en continuo movimiento, siempre cazados por el ojo del pintor en un momento concreto, como en el frame de una película.
Quizás por eso, además de por la admiración que se tenían mutuamente, tan solo era cuestión de tiempo que Dalí y Walt Disney colaborasen juntos para conferir vida y dotar de animación a las obras. El resultado fue Destino: un cortometraje que vio la luz en 2002 y del que ahora hemos encontrado una nueva versión gracias a la música de Pink Floyd.
Aunque Walt Disney y Salvador Dalí comenzaron a hablar sobre hacer un proyecto conjunto de animación en 1945, no fue hasta 58 años después cuando pudimos ver el resultado de la fusión de ambos talentos gracias al sobrino de Disney, Roy E. Disney, quien rescató la idea en 1999.
Destino cuenta la historia de una mujer que llama la atención de Cronos, dios de las Edades, y cómo se van seduciendo y persiguiendo el uno al otro. El planteamiento original era presentar el corto como parte de la tercera entrega del filme Fantasía, pero al cancelarse su producción, este quedó parado y finalmente se estrenó en solitario.
Ahora, los siete minutos de Destino toman otro significado mucho más potente y envolvente que en su versión original, gracias a que a alguien se le ha ocurrido unir a Walt Disney y Dalí con la música de Pink Floyd.
Time es el tema que pone nueva banda sonora a la historia entre Cronos y la bella mujer del corto. La canción del álbum The Dark Side of the Moon encaja a la perfección con Destino y su narrativa, por lo que el resultado es perfecto, como si se hubiera planificado antes.
El sonido de los relojes, la letra que apremia a disfrutar de la vida antes de que el tiempo se agote y no nos queden más que recuerdos, su sonido y melodía envolventes con altibajos que encajan con los momentos álgidos de la narración…
Time resignifica Destino y nos demuestra que la música juega un papel central en las historias, siendo capaz de crear nuevas y de contar la nuestra.
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