Participación y gestión en la educación

Publicado: 10 agosto 2022 a las 4:00 pm

Categorías: Artículos

Por Alfonso Torres Hernández

Una de las premisas de la política educativa en las estrategias que instrumenta es sin lugar generar la participación de los actores educativos y para ello se piensa en modelos de gestión que mejor respondan a esa intención. En el contexto actual, la política de transformación educativa no es ajeno a ello y necesariamente pienso que la construcción del modelo curricular debe acompañarse de un modelo de gestión que acompañe la concreción de la filosofía de la nueva escuela mexicana. Pensar en un modelo de gestión centrada en la escuela es una alternativa posible. Un modelo de esta naturaleza es viable para dar sentido a la comunidad-territorio como núcleo de los procesos educativos y a la colectividad como dispositivo estratégico que convoca a una participación común.

Una gestión centrada en la escuela supone la construcción de valores democráticos (justicia, respeto, equidad, participación, solidaridad) donde la esencia es la construcción colectiva de un proyecto educativo con una visión común compartida por los integrantes de la comunidad educativa. Desde esta perspectiva, el proyecto educativo es concebido fundamentalmente como un dispositivo de reflexión continua que permite construir y reconstruir la cultura organizacional de la escuela. Por otra parte, permite a la comunidad educativa compartir en la acción cotidiana una identidad, valores y metas comunes.

Un modelo de gestión centrada en la escuela implica un posicionamiento político-pedagógico diferente respecto a los procesos y prácticas, además de considerar la reforma educativa no como el compendio de las disposiciones y normas por cumplir sino como un proceso de innovación y cambio que les propone permanente un cuestionamiento para reflexionar las finalidades y acciones que se emprendan. Los actores dejan de ser meros ejecutores de las reformas para transitar hacia un papel más protagónico y con oportunidades de tomas de decisión.

Un modelo de gestión centrada en la escuela implica la transformación de la cultura escolar. Una tarea compleja y complicada. La sedimentación de prácticas y procesos que han dejado las políticas educativas anteriores. La distribución del recurso financiero, los estilos de autoridad generados, las colegialidades artificiales construidas, sumado a las condiciones institucionales de las escuelas, son ejemplo de esa sedimentación. Es necesario entonces repensar el papel de la escuela y los actores para encontrar nuevos caminos y retos. Pensar la construcción común de una gestión diferente, de una nueva escuela, requiere entonces de una participación con mayor sentido. Al respecto Blanco y otros autores nos dicen que: “la participación es una de las libertades fundamentales de las sociedades democráticas y es de vital importancia para el ejercicio de la ciudadanía, por ello uno de los propósitos de la educación es desarrollar capacidades a las personas para que participen en las diferentes actividades de la vida humana. La participación también está relacionada con la posibilidad de tomar decisiones que afectan la vida de los ciudadanos y las de las comunidades en que viven, relacionadas con el desarrollo de procesos democráticos de toma de decisiones, desde el nivel macro de las políticas hasta el nivel de la escuela y de las aulas, considerando los puntos de vista de todos los actores de la comunidad educativa, y constituyendo un mecanismo fundamental para el ejercicio de los derechos de padres, profesores y alumnos” (Unesco, 2008). Pienso entonces que la gestión centrada en la escuela y la participación van de la mano.

Fuente:

https://www.milenio.com/opinion/alfonso-torres-hernandez/apuntes-pedagogicos/participacion-y-gestion-en-la-educacion

Fuente de la Imagen:

La gestión del centro educativo como elemento esencial de la calidad de la enseñanza