Publicado: 24 septiembre 2022 a las 8:00 pm
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España/ 24 de septiembre de 2022/ Por Ana García Cortés/https://cadenaser.com/
Los maestros rurales aragonés llevan la innovación a las aulas para hacer de la diversidad y la falta de recursos una potencialidad.
No hace falta timbre. La voz de la maestra indicando que es la hora de entrar a clase es la tónica de cada mañana. Ya en el aula, en algunos casos unitaria, niños y niñas de edades distintas. Es, dice la maestra María Félix, una verdadera oportunidad de aprendizaje, porque “al conjugar todo esto salen cosas muy buenas. Tenemos clases multinivel, alumnado con diferentes edades y nacionalidades”.
Y es ahí donde entra en juego la innovación. Los libros quedan a un lado y toman fuerza los proyectos para no estancar a los niños en su curso académico. “Pensamos actividades y proyectos globales para que todos encajen, en función de su nivel, y puedan participar”, insiste María. No siempre sale a la primera, porque como ha explicado en el congeso de innovación Pilar Ondiviela, la escuela rural es “un laboratorio en donde vas probando metodología para llegar a todos”.
Y en donde el entorno y las familias juegan un papel principal. “Vivimos con el pueblo. En las clases no solo utilizamos el edificio de la escuela, también lo que te rodea”, añade Ondiviela. El objetivo no es otro que “formar a personas autónomas, creativas y con ganas de aprender”, finaliza. Pero no es fácil, insiste María, porque los recursos “no siempre llegan”. Así que la innovación es la calve, “casi por obligación porque los recursos y el contexto es distinto”, puntualiza. Dificultades que se tornan en fortaleza y de la que debería tomar nota la educación urbana. Este sábado las han dado a conocer en el IV Congreso nacional de Innovación Educativa que se celebra en Aragón.
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