¿Cómo debe ser el futuro de la educación, según la UNESCO?
Aunque en muchos aspectos el futuro de la educación es incierto, una cosa sí es segura: debemos avanzar hacia un nuevo paradigma de la enseñanza, pues el modelo educativo actual no responde a las necesidades de las nuevas generaciones ni a los principios de un contrato social equitativo.
La inmensa mayoría de los niños y jóvenes en edad escolar alrededor del mundo asisten a instituciones de educación pública. Las escuelas de gobierno son el lugar más importante en donde tienen que anidar las estrategias pedagógicas de vanguardia. Así podrán formar ciudadanos más participativos, preparados para vivir en armonía y plenitud con su comunidad, con el medio ambiente y consigo mismos.
Muchas instituciones educativas privadas ya se vanaglorian de adoptar las tecnologías y métodos de enseñanza más innovadores, humanistas y conscientes, pero si esta realidad no se hace extensiva a toda la población. Especialmente entre los sectores más vulnerables siguen utilizándose métodos pedagógicos tradicionales.
Hoy hablaremos del papel que tienen las escuelas de gobierno en el futuro de la educación, partiendo de los insights del informe más reciente de la Comisión Internacional Sobre los Futuros de la Educación, auspiciada por la UNESCO.
¿Por qué se necesita un nuevo contrato social para el futuro de la educación?
De acuerdo con el informe Reimaginar Nuestro Futuro Juntos: un nuevo contrato social para la educación, la enseñanza a nivel mundial es un acuerdo social tácito que históricamente ha definido lo que se enseña, a quién se le enseña y para qué.
Esta publicación es el resultado de dos años de investigación en manos de expertos en la materia y de más de un millón de personas consultadas. Pone mucho énfasis en que no basta con buscar maneras “más eficientes” de transmitir los conocimientos acostumbrados a los individuos de siempre.
Debemos hacer cambios de origen que nos obliguen a cuestionarnos realmente qué objetivos estamos persiguiendo con la educación y a quiénes están beneficiando o perjudicando.
A grandes rasgos, el informe denuncia que uno de los problemas más graves del contexto educativo actual en todo el mundo es que los saberes y sus estructuras siguen respondiendo a una mentalidad colonialista, hegemónica y sesgada. Por ello han sido estandarizados y distribuidos de maneras que convienen a unas pocas élites privilegiadas a las que la educación de calidad se les ofrece como una herramienta para “ganar más”, no para hacer de este mundo un lugar mejor.
De acuerdo con los expertos del informe, la sociedad y el planeta mismo están en riesgo inminente. Si no comenzamos a colaborar mano a mano en la construcción de un nuevo contrato social más justo, que funja como base para el futuro de la educación, el panorama al que nos enfrentamos estará aún más plagado de desigualdades y carencia de recursos básicos.
¿Cómo es el futuro de la educación que promueve la UNESCO?
En muchos contextos, la visión común de los objetivos de la educación ya está cambiando. Poco a poco pasa de ser una interpretación heterogénea por clases sociales y regiones (es decir, “las personas de este sitio y con este estatus socioeconómico necesitan aprender esto o lo otro”) a convertirse en un paradigma que apunta a la formación integral de todos los seres humanos.
Sin embargo, la mejor educación disponible sigue siendo solo para ciertos grupos privilegiados. La exclusión de una enorme parte de la población, que no puede acceder a saberes de alta relevancia para mejorar sus condiciones de vida, solo está provocando que la brecha de oportunidades se haga cada día más profunda.
De acuerdo con la UNESCO, el nuevo contrato social para la educación del futuro tiene que sustentarse en los principios de inclusión, equidad, cooperación, solidaridad, responsabilidad colectiva e interconexión y buscar activamente una sociedad más justa, pacífica, sostenible e innovadora.
Estas cuatro características ideales son clave, ya que apuntan a solucionar problemas que tienen que ver directamente con las desigualdades económicas, el debilitamiento de las democracias, la precarización laboral, la explotación de recursos que excede las capacidades del planeta y la brecha digital que hace que solo unos pocos innoven y generalmente en función de intereses privados.
Recomendaciones de la UNESCO para el futuro de la educación
Sin duda, adoptar nuevos enfoques pedagógicos disruptivos en las escuelas de gobierno es un reto desafiante, pero, al mismo tiempo, es justamente en las escuelas de gobierno donde tienen que comenzar a gestarse los cambios que sienten las bases del futuro de la educación.
Las siguientes son recomendaciones que van en sintonía con el futuro de la educación que plantea la UNESCO y que pueden comenzar a implementarse en las instituciones educativas de gobierno, paso a paso y mediante la colaboración activa y horizontal de todos los implicados:
-
Repensar el espacio de aprendizaje
Los niños y jóvenes están aprendiendo todo el tiempo, no solo mientras están en las aulas o en horario escolar, en realidad no pueden evitarlo porque así está configurado su cerebro, ávido de nuevas experiencias y asociaciones.
Nuestra concepción de espacio de aprendizaje tiene que dar un paso más allá de los contextos físicos, de los libros de texto y de los saberes teóricos. Debemos admitir todas las oportunidades que la vida cotidiana, la experiencia de primera mano, los desafíos comunitarios y el mundo virtual, entre otros, presentan para la enseñanza.
Por decirlo de otra manera, la educación no puede seguir siendo un lugar aislado y delimitado por relaciones jerárquicas, sino que debe convertirse en un estado mental omnipresente, pautado por la colaboración y la construcción mutua de conocimientos comunes. No está de más resaltar que la tecnología es una herramienta para apoyar el aprendizaje, pero no puede sustituirlo.
-
Combatir el colonialismo en los planes de estudio
La noción posmoderna de “colonialismo educativo” se refiere al hecho de que los conocimientos son homogeneizados de acuerdo a los intereses de las élites y distribuidos de manera desigual entre las personas de distintas clases sociales y pertenecientes a ciertas minorías que, en conjunto, terminan constituyendo a la mayoría de la sociedad.
Una de las nociones más comunes y perniciosas del colonialismo educativo es que “estudiamos para obtener un mejor empleo y para escalar en la sociedad”, misma que debe ser sustituida por “estudiamos para convertirnos en seres humanos plenos con la capacidad de crear una mejor sociedad”.
Otra tendencia típicamente colonialista es la de despreciar los saberes locales de las comunidades y tratar de imponer metodologías pedagógicas y sociales que no responden a sus necesidades reales.
Por ejemplo, al tratar de evaluar bajo los mismos criterios a los estudiantes de comunidades rurales que a los de grandes ciudades, sin tomar en cuenta lo que unos y otros necesitan aprender para entender las problemáticas que los rodean y mejorar sus propias condiciones de vida.
Debemos dejar de aleccionar a los alumnos con amenazas individualistas como “si no estudias, nunca vas a progresar en la vida”, y comenzar a motivarlos con un discurso más comunitario y consciente. Por ejemplo: “tienes derecho a entender el mundo que te rodea y a ti mismo, para poder cambiar tu entorno de un modo positivo para todos”.
-
Alinear el aprendizaje con la búsqueda de soluciones a problemas reales
Si no podemos enseñarle a un estudiante la aplicación práctica de saber despejar una ecuación de segundo grado, aunque se memorice la fórmula, en realidad no está aprendiendo nada.
Una serie de pasos matemáticos aislados pueden anidar en su memoria a corto plazo para pasar el examen, pero la falta de redes de asociación con la experiencia tangible terminará por desaparecer, como ocurrió con gran parte de lo que muchos aprendimos en la escuela.
Sembrar la semilla de la conciencia, visibilizar las problemáticas que nos aquejan a nivel local y global, fortalecer el pensamiento crítico y científico para poder identificar sus causas y empoderar a los alumnos. Así podrán proponer y poner a prueba soluciones innovadoras, no solo llenar su memoria de datos y fórmulas abstractas, aislados entre las barreras de distintas materias.
No es que el cuerpo de conocimientos disciplinares básicos no sea importante, es que primero es necesario comprender para qué sirven y al servicio de qué problemáticas pueden ponerse de manera interdisciplinaria, de este modo, la investigación y la inercia por aprender a aprender aparece de forma natural.
Permitamos que nuestros alumnos entiendan que el esfuerzo que les demanda la escuela tiene como finalidad ayudar a salvar el planeta, aliviar el sufrimiento de miles de seres humanos en condiciones de pobreza extrema, sanear el agua de sus comunidades, disminuir la brecha digital y la ignorancia, luchar por mejores condiciones laborales, etc.
-
Darle la misma importancia al aprendizaje social y emocional que al intelectual
La emoción ha sido relegada durante siglos a un papel secundario, inexistente o incluso indeseable en la educación. Hoy sabemos que separar lo cognitivo de lo emocional no solo es imposible, sino que dichos intentos pueden derivar en una escisión peligrosa de nuestra moral, nuestra ética y nuestros actos.
Los estudiantes necesitan desarrollar habilidades sociales que incluyan la compasión, la empatía, la responsabilidad social, la solidaridad y la cooperación; También es fundamental que fortalezcan otras habilidades blandas como la comunicación, el liderazgo y la autogestión.
Lo anterior siempre con el objetivo de trabajar juntos para mejorar las condiciones de vida de todos, no de escalar de modo individual en la pirámide socioeconómica.
-
Evaluar desde la premisa de “aprender a aprender”
¿Qué estudiante aprovechó mejor el periodo escolar?, ¿aquel que se aprendió de memoria las fórmulas para el examen?, ¿o aquel que entiende a qué clase de problemas pueden aplicarse distintos cuerpos de conocimiento, cómo pueden integrarse y en dónde se puede encontrar información confiable para comenzar a diseñar soluciones diversas?
El objetivo de la evaluación debe ser el garantizar que los estudiantes sepan cómo investigar, aplicar, criticar y producir conocimientos de acuerdo a su etapa de maduración y a lo largo de toda su vida.
Miles de individuos que tienen estas habilidades se sienten relegados de los espacios académicos porque buscan caminos de formas poco ortodoxas y deben recorrerlos sin el respaldo de una educación integral y humanista.
La evaluación debe dejar de ser un sistema de jerarquización entre los más y los menos capaces y debe convertirse en una brújula para que los docentes guíen a los estudiantes a los proyectos colaborativos. Para ayudarles a fortalecer habilidades cognitivas y socioemocionales generales, que luego ellos puedan poner al servicio de problemas específicos.
En Pearson somos cada vez más conscientes de la importancia que tiene la enseñanza pública para la construcción del mundo con el que soñamos. Contamos con
herramientas educativas de alto
nivel especialmente diseñadas para las necesidades y retos de las escuelas de gobierno.
¡Te invitamos a conocerlas!
Referencias
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (2021) Reimaginar juntos nuestros futuros: un nuevo contrato social para la educación. Extraída de: https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000381560
Fuente:
https://blog.pearsonlatam.com/ingles-para-todos/el-futuro-de-la-educacion-unesco
Categorías