Entrevista: María Fuertes Melcón (AIEEF): “La mediación en un colegio no castiga, construye diálogo entre las partes”
María Fuertes Melcón es licenciada en Psicopedagogía (ULE) y maestra en Educación Infantil (ULE), con formación de Máster en Psicología Educativa (ULE) y en Orientación Educativa (ULE). Está especializada en Mediación: ámbitos de actuación y técnicas aplicadas a la resolución de conflictos (Universidad Complutense), es investigadora en Evaluación, Orientación y Políticas Educativas (ULE), doctoranda en Psicología y Ciencias de la Educación (ULE) y cuenta con acreditada experiencia laboral en intervención psicopedagógica de problemas de conducta, aprendizaje y emocionales en niños y adolescentes, en orientación y mediación familiar, así como, en la formación de profesorado y Equipos de Orientación.
Además, es promotora y directora de proyectos para la implementación de programas y actividades para el fomento de la Mediación en el contexto educativo, como uno propio que lleva por nombre Programa M-Educa. Por si no fuera poco, vicepresidenta de la Junta de AIEEF, Asociación Interdisciplinar Europea de Estudios de la Familia, además de Miembro de la Society of Spanish Researchers in the United Kingdom SRUK-CERU y, como no podría ser de otro modo, teniendo el bagaje que tiene, autora de diversas publicaciones en los ámbitos de la Educación, Psicopedagogía y la Mediación.
Con ese currículum, sería impropio y egoísta, en el mejor sentido, que nuestra entrevistada no compartiera con la sociedad sus conocimientos y experiencia, por lo que agradecemos ad aeternum que haya concedido esta entrevista a ÉXITO EDUCATIVO.
¿Qué debemos entender como un conflicto en el aula, en el colegio? ¿Qué ejemplos de conflictos son los habituales entre alumnos en un centro educativo?
Los conflictos en las aulas, como en cualquier otro entorno, son fruto de la interacción social y, por tanto, su efecto dependerá en gran medida de la forma en que se afronten. Los centros educativos albergan en sus instalaciones a multitud de miembros de la comunidad educativa, por ello, de la convivencia entre el alumnado, profesorado, personal laboral y familias, pueden surgir numerosas desavenencias que afecten directamente al clima de la institución.
Entre alumnos, los conflictos más frecuentes suelen por causa de malentendidos, faltas de respeto, amistades que se ven deterioradas, por la utilización de materiales o espacios escolares. Sin embargo, no debemos olvidar que, actualmente, hay que tener en cuenta aquellos problemas que se producen en las redes sociales, como el impacto de los conocidos ‘me gusta’ o de los ‘followers’, la difusión de datos que vulneran la privacidad, el ciber acoso, el síndrome FOMO (miedo a perderse algo de la red) que está siendo un motivo de preocupación social y para lo que se debería reforzar aún más la formación e información de toda la comunidad educativa.
¿Qué ventajas ofrece la mediación frente a la conciliación o el arbitraje?
Tanto la mediación como la conciliación o el arbitraje son mecanismos de resolución de conflictos alternativos a la tradicional vía judicial. El proceso de mediación es un procedimiento de solución de controversias caracterizado por su voluntariedad y confidencialidad, donde las partes implicadas ayudadas por un profesional neutral trabajan para conseguir un acuerdo que sea satisfactorio para todos. La mediación es aplicable a multitud de contextos, es un proceso de plazos más cortos que los judiciales, a través del cual se reducen significativamente los costes económicos y emocionales.
La mayor ventaja que aporta este procedimiento es el compromiso de las partes implicadas, que tendrán que colaborar y asumir responsabilidades durante el proceso para alcanzar acuerdos consensuados, nunca impuestos, garantizando así su cumplimiento y previniendo conflictos futuros por la posibilidad de modificar los acuerdos si los intervinientes así lo requirieran.
¿Mediar es repartir la razón entre las partes enfrentadas?
Mediar es construir puentes de diálogo entre partes enfrentadas por un conflicto. El mediador no da la razón ni cuestiona los motivos, más bien su labor está enfocada a ser una ayuda para que los implicados puedan identificar los temas que conforman su conflicto y profundizar en sus verdaderos intereses y necesidades.
Para ello, a lo largo de las sesiones el mediador tratará de encontrar las distorsiones en la comunicación para remover los posibles bloqueos que existan, establecerá un clima de respeto mutuo y promocionará las circunstancias adecuadas para que sean los protagonistas los que construyan acuerdos viables.
Todo centro dispone de unas normas, de un reglamento que regula la convivencia ¿No sería su cumplimiento, y en caso contrario, sus efectos disciplinarios y de castigo, suficiente para solucionar un conflicto?
Efectivamente, existe numerosa normativa y órganos como el Reglamento de Régimen Interno, el Consejo Escolar, el Plan de Convivencia… que regulan y sancionan, si es necesario, el comportamiento del alumnado en los centros educativos. Si bien, estos reglamentos suelen ir vinculados a procedimientos de tipo impositivo o en el caso de sanciones, a disciplinas punitivas.
Este tipo de actuaciones son superficiales ya que no se adentran en el origen o motivación del conflicto, por el contrario, las disciplinas democráticas y la mediación educativa suponen una oportunidad para que el alumnado aprenda a autogestionar sus propios problemas y emociones, haciéndose responsables de sus actos, desarrollando la empatía con el otro, así como fomentando habilidades sociales y estrategias de solución pacífica de conflictos. En los casos más graves, podría hablarse de prácticas restaurativas donde el que ha cometido una falta pueda reparar el daño ocasionado, complementando la sanción desde un enfoque más pedagógico.
De la mediación en el contexto educativo se habla cada vez más ¿Es una oportunidad que haya profesionales mediadores o en la mayoría de los casos con la intervención del director o jefe de estudios es suficiente?
Es indudable la labor que los equipos directivos realizan para garantizar el cumplimiento de las normas y, a su vez, su dedicación en impulsar la escucha y participación de toda la comunidad educativa. Si bien, realizar mediaciones requiere de una formación específica que no siempre los profesionales del ámbito educativo tienen. Son cada vez más instituciones educativas las que están incluyendo la formación específica de docentes en gestión positiva de conflictos, así como la creación de equipos de mediadores formados por profesores y alumnado que atienden y contienen la escalada de los conflictos que surgen a diario en los centros, impidiendo así que eso problemas deriven en episodios violentos, peleas o la exclusión social.
Para ello, cualquier centro puede contar con un mediador experto en el ámbito educativo que les guie en el desarrollo de un programa formativo que se integre en el Plan de Convivencia y amplie los recursos del centro escolar en esta materia.
La última reforma educativa recoge la figura de un profesional que vele por la buena convivencia y contra el acoso y la violencia escolar ¿Con esto es suficiente?
Tal y como señala la nueva Ley de Educación (LOMLOE) y la Ley de Protección de la Infancia (LOPIVI) aparece el Coordinador/a de Bienestar y Protección como un nuevo rol orientado a la prevención y protección de los menores. Sus principales funciones están relacionadas con la planificación de actuaciones que garanticen la seguridad de alumnado, la prevención y sensibilización del acoso escolar, la detección de situaciones violentas, la activación de protocolos y su posterior intervención.
En mi opinión, es pronto para valorar la eficacia de esta medida ya que, al existir una falta de concreción estatal, las comunidades autónomas la están aplicando de forma muy diferente. Parece que se debiera definir y clarificar más el perfil de este coordinador y garantizar que recibe una formación suficientemente habilitante para el correcto ejercicio de sus funciones.
En un proceso de mediación, si una de las partes se resiste al acuerdo ¿hasta dónde se puede llegar o interrumpir el trato porque no habrá solución posible?
La mediación, por definición, está orientada a la intervención de conflictos que han escalado, problemas que conllevan una ruptura en la comunicación y situaciones ¨enquistadas¨ que parecen no tener solución. Es un intento voluntario por resolver la circunstancia que afecta directamente a los implicados, por lo que son ellos mismos los que van a decidir continuar libremente o no con el procedimiento.
No siempre se consigue llegar a acuerdos, en ocasiones, podemos alcanzar pactos parciales que reduzcan el grueso de asuntos a judicializar. La Ley 5/2012, de 6 de julio, de mediación en asuntos civiles y mercantiles indica que la mediación también podrá terminar cuando el mediador aprecie de manera justificada que las posiciones de las partes son irreconciliables o concurra otra causa que determine su conclusión.
Habrá conocido el caso del enfrentamiento entre los alumnos y una profesora por colocar una bandera en apoyo a la selección española de fútbol en el aula ¿Es posible mediar en un caso así?
El caso del colegio de Palma ha tenido mucha repercusión mediática, hasta el punto de que en esos días me hicieron llegar la información de otro centro en la localidad de Andratx que había decidido preventivamente prohibir la colocación de banderas de España bajo amenaza de sanción. Aunque nos faltan muchos datos concretos sobre este asunto, es una situación que podría pasar por un proceso de mediación.
Si fuera el caso, sería interesante plantear preguntas que permitiesen dilucidar en los motivos y emociones que han llevado al alumnado a escoger el apoyo a un equipo de fútbol en su colegio, a una profesora a abandonar un aula por ver una bandera de nuestro país colgada, a un equipo directivo a expulsar a todos los alumnos y alumnas de una clase sin previo aviso de sus padres, incluso podríamos conocer la opinión de otros alumnos y profesores que, tal vez, no tengan interés en el Mundial, para saber cómo les afectó el mismo hecho o conocer si a los alumnos de otras nacionalidades les hubiera gustado apoyar también del mismo modo a sus equipos.
La mediación, en conclusión, permitiría que todas las voces fueran escuchadas y que las conclusiones supusieran el establecimiento de normas consensuadas que serían un fiel reflejo de una sociedad plural, diversa y respetuosa con el otro.
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