Incertidumbre e improvisación en el sector educativo
Por Víctor Hugo Granados Zapata
Con el regreso presencial a las aulas, el sector educativo en México pudo recobrar la mayoría de sus actividades esenciales. Las escuelas, universidades y centros educativos volvieron a poblarse de estudiantes, docentes y personal administrativo, instaurando una nueva etapa de recuperación y avance. Sin embargo —tal y como se advirtió en su momento— la educación en nuestro país ha tenido múltiples golpes institucionales y presupuestales, y ha padecido la larga indiferencia de la Secretaría de Educación Pública (SEP) frente al rezago educativo y el abandono escolar. La SEP se ha rehusado a presentar un pronóstico certero sobre la situación educativa en nuestro país, poniendo en entredicho el derecho a la educación. ¿Cómo llegamos a este punto?
El impacto que tuvo el modelo de educación a distancia fue severo y amplió la brecha educativa en el país. Según cifras del Banco Mundial “en México, la proporción de estudiantes que no pueden leer un texto simple aumentó 15 puntos porcentuales en el caso de alumnos de nivel socioeconómico alto y 25 puntos porcentuales en el caso de los alumnos de nivel socioeconómico bajo”; asimismo, debemos recordar que la estrategia implementada por el gobierno federal y homologada por la mayoría de las entidades federativas fue invertir en los programas de educación a distancia como Aprende en Casa. En agosto de 2020, la SEP, anunció que invertiría 450 millones de pesos en la firma de un convenio con las cuatro televisoras más grandes del país, asumiendo que todas y todos los estudiantes emplearían la televisión como herramienta principal de estudio. Por otra parte, al ahondar en el estudio Ecovid Ed, podemos advertir que el 55.7 % de los estudiantes de nivel superior empleó la computadora portátil como herramienta para recibir clases, mientras que el 70.2 % de los alumnos de primaria utilizó un celular inteligente. Lo anterior no solamente evidencia que la SEP —encabezada entonces por Esteban Moctezuma, ahora embajador en Estados Unidos, y en 2021 por la maestra Delfina Gómez, actualmente gobernadora electa del Estado de México— improvisó esta estrategia sin antes haber indagado sobre las condiciones más efectivas de aprendizaje a distancia, sino que también fracasó rotundamente en combatir o contener el rezago escolar.
En este sentido, cuando comenzó la reincorporación semipresencial y presencial a las aulas a inicios de 2022, una de las principales exigencias que se le hacía a la SEP era la publicación de la situación educativa; es decir, que efectuara un estudio riguroso sobre las condiciones en las que se encontraban las escuelas, cuáles eran las cifras de abandono escolar, en qué porcentaje había incrementado la brecha educativa y un largo etcétera. Sin embargo, la respuesta del gobierno federal ha sido la misma: el silencio. A la fecha, la SEP no ha publicado un solo estudio que contenga dicha información y ha actuado como si México no hubiese pasado por una crisis educativa. En contraste, el Instituto de Educación de Aguascalientes (IEA) publicó un estudio sobre el rezago educativo como parte de la estrategia Los sueños se construyen en el aula, donde identificaron a 50 000 niñas y niños con rezago educativo en las primarias y secundarias de la entidad; de la cifra anterior, 19 003 estudiantes salieron del sistema educativo a raíz de la pandemia (3341 de preescolar, 10 573 de primaria y 5089 de secundaria, respectivamente). Este estudio no solamente le da un panorama más amplio de acción a quienes toman decisiones en materia educativa en la entidad, sino que también refleja el interés de la administración encabezada por la gobernadora Teresa Jiménez, algo que las autoridades federales se rehúsan a hacer.
Como si las actuaciones del gobierno federal en materia educativa no fueran lo suficientemente preocupantes, el pasado 10 de abril se publicó en el Diario Oficial de la Federación el acuerdo por el que se revoca la determinación como categoría de interés nacional de la información estadística de sistema de información y gestión educativa. Esto es resultado de que la SEP no cumplió con el criterio esencial de generar información de manera regular y periódica. Por ello, el IMCO advirtió que “estos cambios en el marco institucional de la educación en México han amenazado y vulnerado la generación periódica de información que es necesaria para la mejora educativa, y sin la cual no se pueden diseñar políticas basadas en evidencia”. Asimismo, la Iniciativa de Educación con Equidad y Calidad del Tecnológico de Monterrey señala que dicha medida pone en riesgo la calidad de la información educativa y compromete un instrumento para diseñar políticas educativas para que las y los estudiantes logren concluir sus trayectorias educativas; refleja que el gobierno federal no tiene un interés en mejorar la calidad educativa con base en evidencia ni en promover que la sociedad civil acceda a datos confiables sobre la situación actual del sector educativo (la SEP seguirá concentrando la información y no se reflejará en los próximos estudios del Inegi).
Esta estrategia de generar incertidumbre en materia educativa comenzó desde la reforma al Artículo 3.° de la Constitución en 2019. Esta reforma eliminó al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), un órgano constitucional autónomo (OCA) que elaboraba estudios sobre diferentes ámbitos (infraestructura escolar, deserción, brecha educativa, etc.). Fue eliminado principalmente por su papel clave en la reforma educativa de 2013 y en la evaluación docente; sin embargo, no se tomó en cuenta la importancia de contar con un OCA en materia educativa que pudiera colaborar con el gobierno federal (quizás, si el INEE hubiese trabajado con la SEP, no se habrían invertido millones de pesos en vano en Aprende en Casa y los porcentajes de rezago y abandono escolar se habrían contenido).
Lo que tenemos es el reflejo del desinterés de la llamada Cuarta Transformación en garantizar una educación de calidad. Actualmente la SEP está enfocada en reformar los contenidos de los libros de texto desde un panorama ideológico e improvisado, sin tomar en cuenta que las nuevas generaciones obtienen información más a través de medios digitales que de los propios libros de texto; tampoco ha generado mecanismos que mejoren la calidad o reduzcan la brecha educativa en el país. Las autoridades educativas inhiben las críticas sobre sus decisiones, evitan a toda costa las evaluaciones y, ahora, retienen información que es fundamental para la mejora continua del sector educativo. Lo que en un momento se advertía como una falta de capacidad, ahora se puede ver como una convicción de no escuchar a voces externas y seguir de forma estricta las indicaciones que vienen desde Palacio Nacional. Si queremos construir un sistema educativo más amplio, efectivo y de calidad, necesitamos tomadoras y tomadores de decisiones abiertos a la crítica; de lo contrario, seguiremos en el mismo camino de incertidumbre e improvisaciones.
Ilustración: Guillermo Préstegui
Víctor Hugo Granados Zapata
Analista de temas educativos y columnista en el periódico El Heraldo de Aguascalientes.
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