Entrevista: “Los gestores culturales y los directores artísticos tenemos el gran desafío de poner el arte a disposición”

Publicado: 6 diciembre 2020 a las 1:00 pm

Categorías: Documentos / Entrevistas

Periodista, docente de Música y Gestora Cultural… María Julia Caamaño es una destacada mujer salteña que ha sabido consolidar esa trilogía de saberes, logrando reconocimientos como la reciente medalla “Delmira Agustini” – otorgada por el Ministerio de Cultura.

“A Salto lo tengo siempre en mi corazón, voy poco pero estoy en contacto con mis amigas de toda la vida que están allí, con mis primos y con personas que las siento como familia, y a través del Facebook con mis compañeras de escuela y de liceo y con quienes nos hemos cruzado en la vida por una razón u otra” – reveló a ELPUEBLO.

  • ¿Cómo ha sido su transitar por la música a partir de la docencia?
    Egresé, primero del Instituto de Profesores “Artigas” en Cultura Musical y luego estudié en la Manhattan School of Music de Nueva York donde completé un Mágister con especialidad en canto.
    Paralelamente empecé a escribir para el Suplemento Dominical de El Día hasta que cerró y luego El País, y como corresponsal de revistas especializadas como Monsalvat de Barcelona, Scherzo y El Público de Madrid y como colaboradora en la revista del Teatro Colón de Buenos Aires y otras publicaciones de habla hispana. Empecé a hacer radio primero en CX6 del SODRE, luego especiales para El Espectador.
    Realicé la coordinación general y producción de intervalos en español para las transmisiones radiales en vivo del Metropolitan Opera de Nueva York para América del Sur y posteriormente, ya cuando estaba de regreso en Uruguay tuve un programa en Radio Clásica del SODRE que se llamaba “En primera fila”. Tuve la fortuna de entrevistar a las más grandes figuras de la lírica que llegaban a Nueva York: Plácido Domingo, Luciano Pavarotti, José Carreras, Alfredo Kraus, Kiri Te Kanawa, Mirella Freni, Renée Fleming, Marilyn Horne, Leo Nucci, entre muchos otros.
    Mientras desarrollaba esta labor de periodismo en la música, trabajaba con cantantes de ópera, prominentemente con Verónica Villarroel, una soprano chilena de muy importante carrera internacional que se presentaba en el Covent Garden y el Royal Albert Hall de Londres, en la Ópera de París, en el Teatro Real de Madrid, en la Ópera Lírica de Chicago, en Washington, en el Metropolitan de Nueva York, en San Francisco, en Los Ángeles, en Tokio, en Torre del Lago en Italia… Recuerdo conciertos de Verónica con Plácido Domingo, una vez empezamos en Kansas City y terminamos en Dubai. Fueron años de viajes constantes, de mucho aprendizaje desde varios ángulos y con la posibilidad de ver ópera en los más grandes teatros con cantantes y directores fantásticos.
    En el 2006 regresé a Uruguay y en el 2007 me hice cargo de la Dirección Artística del SODRE, y en el 2012 empecé con la Curadoría del Festival “La Escena Vocal” en Sala Verdi que ya lleva 8 ediciones, y en el 2013, acepté la Presidencia del Centro Cultural de Música”.
  • ¿Cómo la ha sorprendido este nuevo reconocimiento, la Medalla Delmira Agustini?
  • Como ud dice, fue una sorpresa y lo tomé como un mimo al alma en un año muy difícil. Recibí el reconocimiento con humildad, pensando en tantas personas que podrían merecerlo, pero también muy agradecida y muy feliz”.
  • ¿Qué lectura hace de su compromiso con la gestión y difusión de la Cultura?
  • “Creo que los gestores culturales y los directores artísticos tenemos el gran desafío de poner el arte a disposición, con la mayor calidad posible, para tocar el alma de la gente.
    El arte es un disparador, porque nos abre horizontes, hace que queramos saber más, que queramos formarnos e informarnos, nos acerca a la belleza y nos interpela. Y tenemos que pensar el arte contemplando tanto a los creadores y a los artistas como a sus destinatarios”
  • ¿Qué proyectos está desarrollando en la actualidad…. qué actividades?
    En este momento tengo a mi cargo el Festival “La Escena Vocal” de Sala Verdi y la presidencia del Centro Cultural de Música.
    En la “La escena vocal” ejerzo una curaduría, que es una dirección artística, sin responsabilidad institucional. Es una proyecto que amo, porque toda mi vida tuve una predilección por la voz humana. Presentamos música vocal de cámara, con un repertorio riquísimo que lo hemos abordado desde el renacimiento al siglo XXI, mayormente para canto y piano, a veces con la adición de algún instrumento de cuerda o madera y otras, con incursiones más osadas como por ejemplo una espectáculo del Sexto Festival en el 2017 que se llamó “La era de los castrati: gloria e infortunio.”
    Se centró en esa época nefasta de la historia de la humanidad en que la iglesia católica había prohibido las voces femeninas en las iglesias y “fabricaban” sopranos y mezzo- sopranos castrando a los niños antes de que llegaran a la pubertad para que no cambiaran la voz. Y si bien los estados habían decretado pena de muerte para los responsables y la iglesia, excomunión, a los siglos XVII y XVIII en la historia de la música vocal se los conoce como “La era de los castrati”. Fue un espectáculo con ensemble instrumental, sexteto de cuerdas, clave y archilaúd, soprano, mezzo- soprano, tres contratenores, luces, trajes, pequeño movimiento escénico, proyecciones y narración a través de un guión que escribí.
    Aparte de los recitales de canto y piano, hacemos una gala de ópera con la participación de todos los artistas del festival, los internacionales y los nacionales y siempre escribo guiones como hilos conductores para darle un sentido y una coherencia a la selección de arias.
    Mi otra actividad es la presidencia del Centro Cultural de Música que es una institución privada, sin fin de lucro, fundada en 1942, con una espectacular trayectoria de haber presentado en Uruguay las grandes orquestas, solistas, ensembles vocales e instrumentales, ocasionalmente compañías de danza, en gira por la región. Tiene en su haber hitos como haber traído en su momento a Montevideo a Rudolf Nureyev, a Antonio Gades, a directores como Daniel Baremboin, y Zubin Mehta, por nombrar algunos y un sinfín de solistas maravillosos. Para mí fue un honor este nombramiento que implica una responsabilidad institucional – que aclaro que no me gusta- más que de gestión soy una persona de contenidos.
    Afortunadamente implica una dirección artística que es lo que me apasiona. La columna vertebral del CCM es un abono internacional que presenta 6 orquestas, algunas sinfónicas de hasta 100 y 120 integrantes y otras de cámara de menor porte y un par de recitales, que pueden ser de violín y piano o cello y piano, o pequeño ensemble instrumental. Siempre, y sin falsa modestia, de mucha calidad.
    El 2019, que fue nuestra última temporada antes de la pandemia, trajimos a la Orquesta Sinfónica de Londres, considerada entre las 5 más grandes del mundo, con su director titular Sir Simon Rattle, una eminencia, y también a un famosísimo director, pionero de la música con instrumentos de época y del estudio de las prácticas de ejecución de época que es Sir John Eliot Gardiner con los dos ensembles que fundó: English Baroque Soloists y el coro Monteverdi. También el CCM tiene un programa de difusión.
    Desde hace 15 años que presentamos, con el apoyo del Teatro Solís, el ciclo “Música al mediodía” con entrada libre para escolares y liceales, ONGS y público en general.
    Y tenemos un programa educativo, con clases magistrales de nuestros artistas visitantes para dar oportunidades de perfeccionamiento a los talentos nacionales y un programa de becas al exterior y de cursos intensivos en Montevideo. En el 2016 conjuntamente con el Auditorio del SODRE y la Orquesta Juvenil coprodujimos un espectáculo para niños, “Érase una vez” buscando sensibilizarlos hacia las distintas manifestaciones de las artes y aunamos orquesta sinfónica, dibujos animados, teatro y danza. Escribí el guión que involucraba dos actores y participaciones de los músicos de la orquesta introduciendo los instrumentos. Terminamos ganado el Premio Florencio al mejor espectáculo multidisciplinario para niños.
    Ahora estamos forzosamente en silencio, debimos suspender nuestra temporada 2020 y tenemos en las gateras la del 2021, esperando por certezas sanitarias globales que nos permitan anunciarla. Mientras tanto estamos ofreciendo a socios un Curso Beethoven en el 250 aniversario del nacimiento del compositor y es bastante probable que yo vuelva a hacer una especie de periodismo musical a través de podcasts hasta que podamos tener las temporadas presenciales. También estamos considerando algunos proyectos educativos virtuales”.
  • ¿Cómo es la esencia de María Julia Caamaño?
  • “No sabría ni cómo empezar a contestar esta pregunta”.
  • ¿Qué le ha significado desde lo más recóndito de su ser, la docencia?
  • “A mí me criaron dos tías docentes, vocacionales, entregadas en cuerpo y alma a la profesión y estuve inmersa con sus colegas y amigas que iban a mi casa constantemente, también personas de gran dedicación. Y siempre supe de la importancia, de la influencia en todo sentido que puede tener un docente de ese calibre porque cuando yo regresaba a Salto – cuando vivían mi padre y mi madrastra lo hacía a menudo- me encontraba por la calle con personas que me hablaban de mis tías, con cariño, con emoción y me daba cuenta de la obra maravillosa que realizaron. Yo ejercí la docencia a través de la dirección coral y me consta que fue una experiencia que marcó profundamente a muchos de los chicos. En algunas entrevistas que me han hecho en la radio o en la TV siempre aparece alguno del Liceo 16 de Paso Molino o del 22 de La Teja, que llama o escribe recordando esos tiempos con nostalgia, y a mí también me quedaron recuerdos entrañables”.
    Una experiencia que la haya marcado profundamente
    “La muerte de mi madre cuando tenía un año porque fue determinante para toda mi vida posterior”.
    Una reflexión final…..
    “Agradecerles el interés. Yo siempre tengo una hinchada salteña que me apoya, que me sigue, obvio, no tanto como a Luisito o al Edi, pero es muy lindo sentirla en las redes”.

Fuente:

“Los gestores culturales y los directores artísticos tenemos el gran desafío de poner el arte a disposición”

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