¿Debilidad del modelo educativo o fracaso del sistema político?

Publicado: 14 diciembre 2021 a las 10:00 pm

Categorías: Artículos

Por Alpher Rojas C.

Bajo el supérstite régimen de la ‘Seguridad Democrática’, la dirigencia tradicional, habiéndose topado con la desbordante indignación popular causada por el espantoso genocidio de los ‘falsos positivos’, el asesinato de líderes sociales y ambientales, el desplazamiento forzado, la pobreza multidimensional y otras dolamas que –en medio de los confinamientos obligatorios– condujeron al estallido social del 28 de abril de 2021, a regañadientes, le dio paso a la jornada eleccionaria de los Consejos Municipales de Juventud.

El descontento ciudadano que experimentó el país (el paro más generalizado y combativo de la historia reciente) canalizó múltiples agendas no necesariamente articuladas, cuya agitación pública situó a los jóvenes en el centro del debate nacional. Las gigantescas movilizaciones no solo constituyeron elocuente muestra de su capacidad de convocatoria, sino de creatividad cultural y constancia reflexiva mediante atractivas consignas orales e ingeniosas producciones de arte urbano.

Entonces, paradójicamente, en una especie de pragmatismo oportunista –y sin suficiente claridad–, porque “los individuos no son seres estrictamente racionales, sino que están movidos por impulsos y emociones” (Elster), los sectores dominantes estimularon las expectativas del proceso de elección de consejos juveniles, corriendo el riesgo de que la bola de nieve de una nueva política transformara súbitamente el escenario enmohecido y contradictorio de lo tradicional.

Desde el trabajo inmaterial y cognitivo de alto vuelo, los jóvenes, con el solo ímpetu de su seducción y sus ideales progresistas, buscaron integrar los (10.864) cuerpos colegiados en todo el país, como inédita instancia de participación y representación democrática, sembrando las bases de una nueva y renovada calidad de la política en Colombia.

La construcción de un saber analítico desde la memoria histórica y el desarrollo del pensamiento crítico no tuvo el peso suficiente sobre las decisiones de los jóvenes.

Sin embargo, de esa fervorosa cohorte juvenil y adolescente, situada en la edad previa a la madurez, se inscribieron algo más de 41.000 candidatos y, de los 12 millones habilitados para sufragar, solo 1’279.961 (10,42 por ciento) participaron el domingo. El desconcertante contraste de participación entre abril y diciembre ha incitado simplificaciones que invocan factores formales como causa de la significativa ausencia en las urnas.

Opinadores comprometidos ignoran deliberadamente el perverso antecedente de fondo: la retardataria suspensión de la enseñanza de la historia en los lineamientos curriculares de escuelas y colegios bajo el gobierno de César Gaviria en la década de los noventa, que solo vino a restablecerse 23 años después bajo el mandato presidencial del hoy premio nobel de Paz Juan Manuel Santos.

La decisión gavirista trajo consecuencias determinantes que debilitaron el modelo educativo, tanto como la relación educación-sistema productivo, que resultó negativa. En tales circunstancias, la construcción de un saber analítico desde la memoria histórica y el desarrollo del pensamiento crítico no tuvo el peso suficiente sobre las decisiones de los jóvenes y podría haber influido en la jornada referida, asediados los muchachos por los imperativos sistémicos de la razón instrumental.

Con la baja participación queda demostrada, además, su profunda desconfianza en las instituciones públicas. Un estudio del observatorio de la Universidad de los Andes y el Barómetro de las Américas (6/05/2017) (‘Los jóvenes de Colombia, críticos y desconfiados, pero abiertos al perdón y a la reconciliación’) muestra que a la juventud en el país sí le interesa la política, y que participa, pero no a través de partidos o votaciones; lo hacen por causas democráticas y a través de redes sociales. Una buena mayoría ha empezado a identificarse con los programas de la socialdemocracia y con la candidatura presidencial de Gustavo Petro.

Este mismo estudio revela que “Colombia vive un momento de desencanto generalizado con la política y una desconfianza profunda entre los jóvenes con las instituciones”. Esas nuevas y proliferantes subjetividades están experimentando serias transformaciones en la forma como se aproximan y vinculan a los debates públicos. Por este motivo entender sus opiniones, actitudes y comportamientos es importante para reconfigurar los procesos participativos y reinventar el futuro de la democracia.

Fuente:

https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/alpher-rojas-c/falla-del-modelo-educativo-o-fracaso-del-sistema-politico-alpher-rojas-638768

Fuente de la Imagen:

https://www.urnadecristal.gov.co/gestion-gobierno/m-s-espacios-de-participaci-n-j-venes-de-colombia

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